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El excremento de cerdos y vacas ya no es sólo un desecho maloliente. Ahora es posible generar electricidad con él y de paso disminuir la contaminación generada por el estiércol, haciendo las faenas agrícolas más amigables con el medio ambiente.
En la localidad de Pichidegua, a unos 150 km al sur de Santiago, una granja de cerdos abastece con energía eléctrica a unas 2,500 viviendas. La lechería del Fundo Rinconada, en el vecino pueblo de Tinguiririca, puede generar hasta 4 megawatt de electricidad, que usa para su consumo propio y vende al sistema eléctrico nacional.
Los más felices son los vecinos y trabajadores de ambas plantas, quienes gracias al tratamiento de los residuos han visto disminuir drásticamente los olores generados por el estiércol y la cantidad de moscas.
“Antes de la llegada de la planta la zona era una asquerosidad por los olores de los chanchos y las moscas, que eran una plaga”, dijo Rosa Morales, profesora de una escuela de Pichidegua, vecina a la planta Biodigestora Las Pampas, de la empresa Genera Austral, la primera instalación de su tipo en Chile para generar electricidad a base de biogás.
El biogás es considerado una Energía Renovable No Convencional y se obtiene a partir del gas metano que emanan los desechos, en este caso, del estiércol de chanchos y vacas.
El proceso es el mismo para los desechos de otros animales: los excrementos ingresan a un contenedor cerrado llamado biodigestor, donde con agua se activa un proceso bacterial que transforma el gas metano en biogás, el que a su vez pone en marcha un motor que genera energía eléctrica.La planta de Las Pampas procesa los desechos de 50.000 cerdos y su biodigestor tiene una capacidad de 6.000 metros cúbicos.
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