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Solar Impulse 2 es el primer avión del mundo propulsado con energía solar. El avión despegó con éxito de Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos y los impulsores pretenden que después de darle la vuelta al mundo, regrese a la misma ciudad después de varios meses.
Este aparato cubrirá 35.000 kilómetros que se repartirán en 25 días de vuelo con velocidades de entre 50 y 100 kilómetros por hora. Hará escala en Omán, India, Myanmar y China antes de cruzar el océano Pacífico y volar sobre Estados Unidos y el sur de Europa.
El avión puede volar durante el día y la noche, tiene una envergadura de ala de 72 metros, más que un Boeing 747, pero su peso es similar al de un auto familiar. Puede alcanzar una altura máxima de 8.500 metros y una velocidad máxima de 140 kilómetros por hora. La nave lleva cuatro motores eléctricos que se mueven con la energía solar que producen las 17.000 células foto voltaicas que recubren sus alas. Los motores logran acumular la energía solar producida en las horas de luz y la utilizan durante la noche, de modo que la nave puede seguir volando cuando falta el sol. La cabina de 3.8 metros cúbicos es monoplaza, tiene un asiento ergonómico y cuenta con un pequeño servicio para los pilotos. Ellos tendrán que alimentarse de una comida especial y dormirán sólo veinte minutos, para lo cual llevan meses entrenándose. Esto para que puedan pasar hasta cinco días y cinco noches seguidas sin necesidad de aterrizar.
Bertrand Picard, uno de los fundadores y pilotos, cree que esta es la prueba para demostrarle al mundo de que “las energías limpias junto con la tecnología de vanguardia” pueden ayudar a lograr un medio ambiente sostenible si detrás hay una apuesta decidida por ellas. Picard y André Borschberg llevan trece años trabajando en la nave con el patrocinio de Schindler, Bayer, Omega, Solvay o ABB y ellos aseguran que el avión dispone de los mejores motores, las mejores baterías y los materiales más ligeros para poder mantenerse en vuelo.
“Es un ejemplo de lo que podemos llegar a construir cuando tenemos esperanza. Se trata de proteger al ser humano, no a la naturaleza. La naturaleza sabría cuidarse de sí misma si desapareciera el hombre. Tenemos que proteger al ser humano de la contaminación, de todos los problemas que él mismo ha construido”, manifestó uno de los pilotos.
Este texto apareció originalmente en ABC, puedes encontrar el original aquí.
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