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El biólogo mexicano Marco Sánchez-Guerra realiza en la Escuela de Salud Pública de Harvard T.H. Chan, Estados Unidos, una investigación que tiene como propósito medir los daños en el ADN ocasionados por la contaminación del aire.
Sánchez-Guerra trabaja en el laboratorio de “Human Environmental Epigenetics” para identificar nuevos biomarcadores que ayudarán a prevenir enfermedades cardiovasculares, pulmonares e inclusive déficit cognitivo ocasionadas por la contaminación ambiental.
La potencial herramienta de diagnóstico son las llamadas modificaciones de histonas (un tipo de proteínas) y otra en el ADN, la 5-hidroximetilcitosina (5-OHmC), que tienen una relación estrecha con el funcionamiento de los genes.
Los niveles altos de contaminantes en el ambiente provocan que algunos genes se expresen de manera errónea, “apagándolos” o “encendiéndolos”, lo cual podría activar la vía para que una persona desarrolle un padecimiento crónico. Este tipo de modificaciones se llaman epigenéticas, donde las histonas (proteínas) que empaquetan el ADN, pueden sufrir alteraciones y provocar la activación o inactivación de los genes. La investigación del biólogo egresado de la UNAM evalúa qué tanto la contaminación del aire afecta los niveles de modificaciones de cuatro histonas, dos que apagan los genes (H3K9me3 y H3K27me3) y los otros dos que prenden H3K9ac y H3K36me3. De esa manera, explica que un cambio en los niveles de estas marcas podría inactivar genes encargados de la reparación del material genético afectado por la contaminación ambiental, por el humo del tabaco y entonces desarrollar una patología como cáncer de pulmón, ya que los sistemas de reparación están disminuidos.
Sánchez-Guerra se encargó de estandarizar las técnicas para identificar las modificaciones de las histonas las cuales se basan en el uso de anticuerpos específicos para cada una de las marcas analizadas. En la detección de la 5-OHmC utilizó un kit comercialmente disponible, el cual también se basa en el uso de un anticuerpo específico. Para el estudio, la exposición de las personas al aire contaminado fue desde 24 horas hasta 15 días y en la población la cantidad registrada de partículas respirables (PM10) fue de 120 microgramos por metro cúbico, en escala del Índice Metropolitano de Calidad del Aire (IMECA), fase de mala calidad. Mientras que en partículas menores a 2.5 micrómetros el dato fue de 110.64, cifra que representa una muy mala calidad del aire. De acuerdo con los resultados se concluyó que la población de mujeres tiene mayor susceptibilidad a desarrollar cambios en los niveles de estos biomarcadores por la exposición a este tipo de contaminantes ambientales.
“Una vez analizada esta información, el siguiente paso es saber específicamente cuáles son los genes afectados. Para ello se usarán anticuerpos específicos que detectan la alteración directamente con las células para posteriormente aislar el ADN y realizar su secuenciación a fin de saber específicamente qué genes se modifican por los contaminantes ambientales y ayudar a combatir o revertir los efectos ocasionados“, explica el especialista de Harvard.
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