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La Agencia Internacional de Energía presentó un reporte que recalca la importancia de reducir la contaminación y la necesidad de proteger la calidad de aire a nivel global ya que hay más de 6 millones de muertes prematuras cada año (18,000 muertes al día).
Mientras que los activistas presionan por medidas más estrictas para la reducción de la polución en todo el mundo y los políticos luchan por aprobarlas, algunos científicos y diseñadores han recurrido al poder de la tecnología innovadora para aumentar la conciencia y salvar vidas con la ayuda de sensores portátiles de contaminación.
Ésta es una idea que la artista y diseñadora Kasia Molga ha aplicado en su nuevo proyecto, llamado Human Sensor, el cual es una línea de ropa de alta tecnología que cambia de color para reflejar la cantidad de contaminación en el aire. El proyecto es patrocinado por la organización Invisible Dust que trabaja con artistas y científicos para crear proyectos que exploran dichos temas.
Molga desarrolló la idea para el proyecto hace varios años después de sufrir un grave ataque de asma.
“Comencé a pensar en el hecho que debido al aumento de las temperaturas y al aumento de la población, especialmente en los entornos urbanos, están sucediendo cosas que no podemos ver, pero que por supuesto, afectarán nuestro cuerpo muy drásticamente“, dijo. “Y entonces me vi como el sensor de estos cambios ambientales, como que mi cuerpo es probablemente el mejor tipo de herramienta de diagnóstico para la salud del medio ambiente“.
Los trajes están diseñados para cambiar de colores y patrones a medida que los modelos respiran y también cambian en respuesta a los niveles de carbono negro, un componente importante de la contaminación atmosférica en partículas, producido a menudo por la quema de combustibles fósiles y otras actividades industriales.
Ingenieros han estado diseñando y comercializando pequeños sensores de contaminación portátiles. TZOA, por ejemplo, es un rastreador portátil que mide la materia en partículas en el aire circundante y permite a los usuarios acceder a los datos a través de una aplicación en el celular. Clarity, otro sensor, se concentra en las partículas finas y utiliza datos colectivos de los usuarios para hacer un mapa de los niveles de contaminación en todo el mundo.
Las investigaciones pueden ser capaces de reclutar a un gran número de personas para que lleven este tipo de sensores y participen en estudios de población, dijo Mark Nieuwenhuijsen, profesor del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de España. Él ha participado en proyectos que exploran la utilidad de sensores personales como parte del consorcio CITI-SENSE, una colaboración que involucra a varias docenas de instituciones europeas con el objetivo de desarrollar proyectos comunitarios de monitoreo ambiental.
Sin embargo, a medida que la tecnología va avanzando, Nieuwenhuijsen señaló que hay otras cuestiones con las que hay que tener cuidado.
“No hay que poner demasiada responsabilidad en el individuo”, dijo. Los sensores de contaminación utilizables pueden permitir que las personas tomen decisiones más informadas sobre sus actividades diarias, pero los encargados de formular políticas aún necesitan examinar la contaminación desde un lente más grande y poner medidas en su lugar para proteger ciudades o regiones enteras. En otras palabras, la acción debe ser “basarse más en la comunidad que en el individuo”.
Este texto apareció originalmente en Washington Post, puedes leer el original en inglés aquí.
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