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La ciudad alemana de Hamburgo acoge desde esta mañana la cumbre del G20 más conflictiva en años. El foro que tomó fuerza en 2008 como respuesta a la crisis financiera global, podría ser estos días el choque entre dos concepciones del mundo. Una más abierta que defienden los europeos, los asiáticos y los latinoamericanos. Y la proteccionista y aislacionista que impulsa el Estados Unidos de Donald Trump y en parte el Reino Unido tras el Brexit.
Hamburgo, en estado de sitio con más de 20,000 policías desplegados para hacer frente a las protestas, verá el choque entre esas dos concepciones, una más globalizadora y otra más nacionalista.
Angela Merkel daba la bienvenida a la reunión poniendo por delante las prioridades: comercio, lucha contra el cambio climático, el desarrollo de África y el empoderamiento de las mujeres.
Los europeos llegan a la cumbre unidos tras Merkel en su defensa del libre comercio tras acordar ayer las bases de un tratado de libre comercio con Japón y a finales del año pasado con Canadá. También pretenden defender el Acuerdo de París contra el cambio climático. Es su respuesta a lo que consideran la abdicación estadounidense de sus responsabilidades globales.
El presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker recordaba esta mañana que la economía europea está creciendo el doble que la estadounidense y la británica.
Donald Trump por su parte, según adelantó antes del viaje a Europa, pretende dar un giro a la política comercial estadounidense.
La Casa Blanca había dicho que esta semana quería un “diálogo constructivo” con el Kremlin. Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, había dicho el miércoles que el encuentro entre Trump y Putin era “vital para el mundo entero para la resolución de conflictos y problemas que crecen cada día”.
La presidencia alemana del G20 intenta desde hace días negociar una declaración final de la cumbre que contente a todas las delegaciones, un ejercicio de equilibrismo que no se logró en la reunión del G7 celebrada a finales de mayo en Italia. El Acuerdo de París contra el cambio climático puede salir aún más herido de esta reunión si otros países usan la retirada estadounidense para, sin abandonarlo, desentenderse de su cumplimiento.
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