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El cambio climático es la crisis internacional más peligrosa que vive la humanidad. Y tiene algo muy en particular que la diferencia de otras crisis y que la hace tan impactante: nos afecta a todos. No importa en qué parte del mundo vivas, el cambio climático te afecta. Puede ser por fenómenos completamente diferentes, como una sequía o una tormenta, pero el hecho es que te está afectando. Es decir, el cambio climático es un problema de todos.
Los efectos del cambio climático lo han puesto en tal evidencia, que ya no debatimos sobre si está pasando (que es un hecho científico), ahora la conversación gira sobre qué vamos a hacer al respecto. A nivel internacional ya se puede observar la creación de políticas públicas de mitigación y de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (el principal causante del cambio climático) para limitar su impacto. La mayoría de estas regulaciones se basan en el Acuerdo de París.
La acción para combatir el cambio climático se ha convertido en un punto focal de esta generación. Marchas en ciudades de todo el mundo, campañas de reforestación, campañas de reciclaje, empresas practicando la economía circular, y la apuesta a dejar atrás los combustibles fósiles y cambiarnos a energía renovable han ganado moméntum en todo el mundo.
El argumento de la rivalidad entre el bienestar económico y la protección del medio ambiente ha sido una preocupación en el debate sobre el cambio climático. La pregunta es cómo mantener las economías que han dependido, por todo un siglo, de los combustibles fósiles y del consumo de esta energía para su desarrollo. Pero esto ya no debe ser una preocupación. Un nuevo estudio demuestra que este argumento ya no debería ser tan preocupante como se pensaba.
Un estudio realizado por la London School of Economics determinó que las políticas que el gobierno del Reino Unido ha implementado para combatir el cambio climático han tenido “poco o ningún impacto negativo sobre la competitividad de las empresas.” No ha habido una pérdida de competitividad de las exportaciones en el Reino Unido o entre los países europeos con las nuevas regulaciones de energía. El informe encontró que el único impacto lo ha sentido la industria del carbón-minería y petroleras. “Aproximadamente el 2% de la economía”, en industrias tales como: carbón-minera y petrolera refinerías.
En China y la India, el impulso hacia la inversión en energía renovable está creando oportunidades económicas significativas. En 2016, la producción de energía solar de China se duplicó. La Administración Nacional de Energía (AEN) informó que a finales del año, la capacidad solar de China aumentó a 77,42 gigavatios, con un aumento adicional de 34,54 a lo largo del año. De manera similar, la inversión de la India en energía solar está alejando al país de una economía basada en combustibles fósiles.
La inversión económica de China en energía renovable se estima en un total de 2.5 billones de yuanes (£ 292bn) para 2020, según la NEA. Si bien la energía solar actualmente sólo representa el 1% de la producción total de energía de China, este aumento de la inversión se fija para impulsar la producción de energía renovable a ser entre 11% a 20% para 2020. La inversión de China en renovables traerá unos 13 millones de nuevos puestos de trabajo al sector, según la Administración Nacional de Energía (NEA), lo que significa una oportunidad económica frente a un problema.
A la luz del Acuerdo de París, la importancia de las tecnología de la energía renovable y la eliminación de gases de efecto invernadero parece estar a punto de ganar más impulso. La inversión en tecnología renovable en el Reino Unido ya ha hecho progresos hacia una energía más limpia, pero actualmente las emisiones de carbono del país no cumplen con los objetivos establecidos por el Acuerdo de París.
El Comité sobre el Cambio Climático (CCC, Reino Unido) ha elaborado un informe sobre la acción climática del Reino Unido después del Acuerdo de París. Determina que la actual política del Reino Unido “no es suficiente para entregar los presupuestos de carbono existentes que el Parlamento ha establecido”, y que esta brecha política debe cerrarse para cumplir con el objetivo de emisiones nulas de 2050. Sin embargo, el CCC también ha recomendado que el Reino Unido “no altere los presupuestos de carbono existentes”.
El objetivo fijado por el Comité es que el Reino Unido inicie un despliegue a gran escala de planes de reducción de carbono para 2030, para hacerlo lo más rentable posible. El sexto presupuesto de carbono para el Reino Unido se determinará en 2020 y durante este período se consolidarán los planes para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.
Y éste caso es muy similar a la situación del resto de países de Europa, y comparable con el resto del mundo.
A la luz de las presiones del cambio climático en el tiempo, los pasos hacia políticas efectivas de mitigación deben centrarse ahora en la utilización de tecnologías y en la modificación de las políticas para adaptarse al problema. Éstas pueden incluir inversión en energía renovable, plantas de desalinización, nuevas prácticas agrícolas y una mejor cooperación global entre los países para trabajar hacia objetivos climáticos conjuntos.
Este texto apareció originalmente en The Wired, puedes leer el original en inglés aquí.
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