Suscríbete
Éste es un artículo de opinión, su contenido expresa la postura de sus autores Isabella Lövin y Howard Bamsey.
El factor género a menudo sigue siendo la historia no contada detrás del cambio climático. Después de ver en la televisión la devastación causada por los desastres inducidos por el clima, nuestros pensamientos a menudo se quedan con la gente local obligada a tratar con los restos.
Las fuerzas destructivas de la naturaleza, distorsionadas por el aumento de la temperatura mundial, se manifiestan en condiciones meteorológicas extremas que pueden actuar como multiplicadores de fuerzas negativas en sociedades ya divididas por la desigualdad. La aparición de sequías, acompañada de una mayor inseguridad alimentaria, también tiene un efecto desproporcionado sobre los menos aptos para hacerle frente a las crecientes tensiones sociales. Si bien el cambio climático es un fenómeno mundial, su impacto no se extiende por igualdad de condiciones. Sus efectos se sienten localmente, y los pobres sufren más. Entre los 1,300 millones de pobres del mundo, la mayoría son mujeres.
Durante las últimas décadas, se han logrado considerables logros en la reducción de la brecha de género en muchos países. Sin embargo, en el espectro global, las mujeres tienden a ser marginadas del poder económico y político. Esto aumenta su vulnerabilidad al cambio climático y limita su potencial de adaptación. Estudios muestran que después de los desastres climáticos, generalmente es más difícil para las mujeres pobres recuperar sus posiciones económicas que los hombres pobres. La mortalidad de las mujeres debido a desastres relacionados con el clima también es más alta que la de los hombres.
Las mujeres también suelen estar menos representadas en los corredores del poder; tienen menos derechos legales, incluyendo el acceso a la tierra; ocupan menos roles de liderazgo en el lugar de trabajo. Esto significa que mientras sean más vulnerables a los efectos del cambio climático, también tienen menos oportunidades de tomar decisiones sobre cómo lidiar con ello. Esto hay que cambiarlo. Las mujeres tienen el derecho de estar a la vanguardia de los esfuerzos para hacerle frente al cambio climático.
El cambio hacia el desarrollo con bajas emisiones de carbono y la adaptación al cambio climático es un importante esfuerzo transformador que requiere la participación de todos los países, comunidades y géneros. Si bien la igualdad de género suele asociarse únicamente al empoderamiento de las mujeres, también es importante señalar que el cambio transformador requiere la participación de todos los miembros de la sociedad. Las mujeres, niñas, hombres y niños deben ser parte de la solución.
Lo bueno es que la agenda climática también puede ayudar a promover la igualdad de género. Las inversiones en energía renovable también contribuyen a aumentar las oportunidades de empleo para las mujeres que fomentan el espíritu empresarial femenino.
Un innovador proyecto de acción sobre el clima apoyado por el Fondo Verde para el Clima (FVC) en África Oriental es un buen ejemplo de cómo las mujeres pueden estar a la vanguardia de los movimientos para superar los combustibles fósiles y usar la energía solar. El proyecto de $110 millones, KawiSafi, ha dedicado fondos para la capacitación de mujeres y que se conviertan en ‘tecnólogas’ solares, mientras que también apoyan a grupos de microfinanzas dirigidos por mujeres para generar demanda de energía solar en Ruanda y Kenia. Desde sus inicios, la equidad de género ha sido central en este proyecto, implementado por Acumen Fund Inc., con sede en Estados Unidos.
La mayoría de la población en estos países, el 70% en Ruanda y el 80% en Kenia, no está conectada a las redes eléctricas principales. Posteriormente, muchos utilizan aceite o queroseno para la generación de energía doméstica. El paso a la energía solar puede entonces reducir las emisiones y los presupuestos internos, al tiempo que mejora la salud de las mujeres y las niñas porque están más expuestas por los quehaceres domésticos. Este es un claro beneficio de género de la acción climática.
Otro proyecto financiado por el FVC en Mongolia, implementado por el XacBank de Mongolia, se dirigen a empresas administradas por mujeres que emprenden negocios de energía renovable y eficiencia energética.
La igualdad de género es un principio básico en todas las operaciones del FVC y se incorpora en todos los procesos de toma de decisiones y proyectos apoyados por el Fondo. Para ayudar a este proceso, el FVC está lanzando un manual, “Incorporación de Género en los Proyectos del Fondo para el Clima Verde”.
Considerar el género en la acción climática no siempre será fácil u obvio. La sociedad se compone de relaciones complejas, a veces basadas en diferentes estructuras de parentesco, poder y recursos financieros. Sin embargo, son necesarios esfuerzos continuos para situar la consideración de género en el centro de las finanzas climáticas.
El cambio climático es un desafío que nos afecta a todos. Así que todos los miembros de la sociedad deben reunirse para tratarlo de manera efectiva e inclusiva.
Autores: Isabella Lövin es la viceprimera ministra de Suecia y la ministra de la Cooperación Internacional para el Desarrollo y Clima. Howard Bamsey es el director ejecutivo del Fondo Verde para el Clima. Ellos lanzarán el manual de género del FVC en la Semana Mundial del Agua en Estocolmo (Suecia) el martes 5 de septiembre.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original en inglés aquí.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana