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Según científicos de la NASA y del Observatorio de Carbono en órbita-2 (OCO-2), los incendios, la sequía y las temperaturas más cálidas fueron los culpables del exceso de dióxido de carbono en la atmósfera durante el fenómeno de El Niño (2015-2016). Siendo los efectos del cambio climático también su causa.
Los hallazgos, presentados en cinco artículos publicados en la revista Science, muestran los mecanismos a través de los cuales la Tierra “respira” el dióxido de carbono, un potente gas de efecto invernadero, y cómo esos mecanismos afectan el cambio climático.
Las temperaturas globales han ido en aumento, en gran parte, por las actividades humanas que emiten gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2). Aunque no todo ese CO2 producido cada año termina en la atmósfera, una parte queda atrapada en el océano, o bloqueado en la tierra gracias a las plantas que usan el gas durante la fotosíntesis.
“Sabemos cuánto emitimos cuando quemamos combustibles fósiles, y vemos que aproximadamente la mitad permanece en la atmósfera y la otra mitad parece ser absorbida por la tierra y el océano”, dijo Annmarie Eldering, científica del Jet Propulsion Laboratory. “Pero todavía existen preguntas sobre qué partes de la tierra están haciendo eso”.
Además de eso, la cantidad que se extrae de la atmósfera cambia drásticamente de un año a otro, de aproximadamente un 20% a un 80%.
El Observatorio de Carbono en órbita-2 se lanzó en julio de 2014 para ayudar a descubrir esos mecanismos y resolver el misterio de por qué hay tanta variabilidad en un año. Debido a que la nave espacial se lanzó antes de la temporada 2015-2016 de El Niño, eso le permitió a los científicos obtener una idea del efecto que tuvo el patrón meteorológico en la capacidad de la Tierra para almacenar carbono.
“Puedes pensar en ello como un gran experimento natural en el que tuviste mucho calor y mucha sequía”, dijo Eldering. “Entonces, podríamos comenzar a investigar, ¿cómo responden las plantas bajo estas condiciones?”
Los sensores de infrarrojo del OCO-2 revelaron que los sumideros de carbono normales, los bosques en América del Sur, África tropical e Indonesia, no estaban reduciendo la misma cantidad de carbono que tenían en el pasado. Pero lo hacían por diferentes razones.
En América del Sur, una sequía estaba limitando el crecimiento de árboles y otras plantas, lo que significaba que estaban tomando dióxido de carbono más lentamente. En África, las temperaturas fueron más altas, lo que podría significar que la materia vegetal muerta se descomponía más rápido de lo habitual, permitiendo el escape de dióxido de carbono. En Indonesia, una serie de incendios liberaron el carbono almacenado en los árboles, mientras que también dejaba menos plantas para reducir ese carbono.
“Ahora podemos ver que el bosque tropical y las plantas no absorbían tanto carbono como lo hacen habitualmente y eso es lo que causó el aumento en ese período de tiempo”, dijo Eldering.
En total, se liberaron alrededor de 3 mil millones de toneladas métricas de emisiones de carbono de la tierra durante El Niño, en comparación con 2011, dijeron los científicos. Y alrededor del 80% de esas emisiones adicionales provino de esas tres regiones tropicales.
La sequía y temperaturas más elevadas se han relacionado con el cambio climático alimentado por los gases de efecto invernadero. Ahora, parece que podría haber un círculo vicioso en desarrollo.
“Si el clima será en el futuro más como el que vimos durante El Niño, el problema es que la Tierra puede perder algunos de los servicios de eliminación de carbono que obtenemos de estos bosques tropicales, y luego el CO2 aumentará en el ambiente aún más rápido “, dijo Scott Denning, de la Universidad Estatal de Colorado (EE. UU.) y miembro del equipo de ciencia del OCO-2, que no participó en la investigación.
El segundo documento encontró que El Niño suprimió ligeramente la cantidad de carbono que liberaba el océano a la atmósfera. Si eso no hubiera sucedido, las emisiones atmosféricas habrían sido aún mayores, dijeron los investigadores.
Un tercer artículo analizó las emisiones de carbono de los volcanes y de las ciudades. Encontró un gran aumento de carbono en áreas sobrepobladas (como Los Ángeles), en comparación con las regiones menos pobladas cercanas (como los desiertos del norte).
En el cuarto, se logró observar la actividad de las plantas al buscar la fluorescencia fotosintética, la pequeña cantidad de radiación desprendida por las plantas cuando sacan el azúcar de sus sistema gracias a la luz del sol y del aire.
El documento final, dirigido por Eldering, resumió el estado de la ciencia del OCO-2.
Estos resultados deberían de ayudar a los expertos a desarrollar estrategias más efectivas para combatir el cambio climático en el futuro, dijo Eldering. “Si quieres hacer un buen plan, tienes que tener buena información”, dijo.
Los hallazgos se presentaron unos meses después de que el plan de presupuesto del presidente estadounidense Donald Trump propusiera cortar al OCO-3, la misión de seguimiento del trabajo del OCO-2.
Este texto apareció originalmente en Los Angeles Times, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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