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Frenar la deforestación y degradación forestal en los bosques maduros de Darién, Bocas del Toro y la cordillera central contra la costa del Caribe podrían representarle a Panamá un ingreso anual mínimo de $21 millones, como incentivo a la reducción de la emisión de dióxido de carbono (CO2).
Un resumen ejecutivo del programa de ONU-REDD, conformado por FAO, PNUD y ONU Medio Ambiente, destaca que cada año en Panamá se deforestan trece mil hectáreas, por lo que el ingreso se basaría a razón de $5 por cada tonelada de CO2 evitada, con lo que se cubriría el 43% de las emisiones por deforestación y degradación de bosques panameños.
Para captar ese ingreso, Panamá debe priorizar en su política medioambiental este objetivo, además de sustentar en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el reporte de deforestación anual, sus monitoreos forestales y el reporte de salvaguarda social y ambiental.
Una de las fuentes de las cuales Panamá puede captar dinero es la plataforma Finanzas Carbono, que en 2011 presentó su ventanilla Fondo Verde para el Clima, donde los países por cada tonelada de CO2 no emitida reciben $5.
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En una entrevista exclusiva con La Estrella de Panamá , Gabriel Labbate, jefe del Programa ONU-REDD en ONU Medio Ambiente a nivel global, mencionó que los límites del ingreso los pone Panamá al establecer el porcentaje de emisiones que desea evitar.
“Si el país es más ambicioso, puede replicar modelos de países con mayor volumen de bosque”, apuntó Labbate.
Un ejemplo, señaló, es el caso de Brasil, que recibirá de $1,000 millones, unos $100 millones en once años (2008-2019), producto del Fondo de la Amazonia, una iniciativa con recursos de Noruega y Alemania para la lucha contra la deforestación en la mayor selva del mundo.
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Para el representante de ONU Ambiente, los fondos que se registrarían con el freno de la deforestación, en el reporte sugieren incentivar a las personas que se dedican a la tala, para que no repliquen esa acción, como también aportar más fondos a la Alianza por el Millón de Hectáreas, con la cual se plantarán un millón de hectáreas en veinte años en el país.
Según Labbate, una de las contribuciones más importantes que las ciencias económicas han hecho al proceso de toma de decisiones es el concepto de ‘costo de oportunidad’, aquel en el que se incurre al elegir una opción sobre otra o la diferencia entre los beneficios económicos de conservar los bosques y los beneficios que podrían haberse generado por convertirlos a otros usos alternativos, como la agricultura. De no considerarse, se estaría renunciando a frenar la deforestación y captar ingresos.
Este texto apareció originalmente en La Estrella de Panamá, puedes encontrar el original aquí.
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