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Aunque no es habitual, cuando los términos casino y medio ambiente se pronuncian en la misma frase suele ser para despertar recelos sobre estos complejos. Sin embargo, un asunto sobre el que se habla poco es la estrategia emprendida por la industria del juego para introducir el factor de crecimiento sostenible en su modelo de negocio.
“Los programas de sostenibilidad ambiental de los casinos figuran entre los más avanzados”, aseguraba hace seis años la American Gaming Association (AGA). La contención de la generación de residuos, el reciclaje o la elección de alfombras que limiten los compuestos orgánicos volátiles son algunas de las iniciativas en la agenda de estos negocios que, con los casinos de Estados Unidos como paradigma, apagan también sus clásicas luces incandescentes para alumbrar una nueva industria del juego más respetuosa con el medio ambiente.
Lo anterior es mucho más que un simple decir. Es, de hecho, una práctica tan extendida que ya en 2012, cuando la AGA publicó un estudio sobre el compromiso ambiental de la industria, se estimaba en 191 millones de kWh anuales el ahorro de los casinos del país. ¿Cómo lo hicieron? Con la instalación de iluminación eficiente en las habitaciones así como en las áreas comunes y los espacios de reuniones y eventos, por ejemplo.
Pero, ¿qué sería del clásico salón de juego sin ese ambiente que le aporta su particular iluminación? Pues, como se ha comprobado, prácticamente lo mismo. Son ya muchos los que han optado por sustituir las luces incandescentes por alternativas más eficientes desde el punto de vista energético.
El giro en este campo es vital, puesto que el consumo de energía es una de las principales causas de la huella de carbono de esta industria. Para reducirla, hay casinos que llevan hasta una década apostando por el uso de la luz natural que penetra desde el techo. Este es el caso del Turtle Creek Casino (Michigan), al que esta alternativa le supuso reducir a la mitad el coste de energía.
Quienes no se han atrevido con un giro tan radical, han visto en la iluminación LED una opción más sostenible. En esta línea, es casi un clásico que los casinos incorporen bombillas LED en las máquinas tragamonedas. Un ejemplo de muchos es el del Bellagio Casino (Las Vegas), que ha sustituido hasta 19,000 bombillas en 2,200 tragamonedas.
La mejora de la gestión del agua era otra asignatura pendiente para esta industria, como para tantas otras. Por ello, las estrategias emprendidas por buena parte de los casinos no pasan de largo por este aspecto. La instalación de grifos, duchas y cisternas que contengan el caudal de agua son algunas de las medidas más extendidas en el sector.
Sin embargo, las iniciativas para promover un uso más responsable de este recurso van a más e incluyen desde las más básicas, como los programas de reutilización de toallas y sábanas, hasta otras más avanzadas, como la captación de agua de lluvia para el riego, o los sistemas de tratamiento del agua que, en casos como el del Bellagio, permiten aminorar el consumo en 24 millones de galones al año.
Reciclar es una práctica cada vez más interiorizada por la sociedad que cualquier empresa, más allá del sector del juego, está prácticamente obligada (o debería) a asumir como propia. Por ello, los casinos de Estados Unidos introdujeron medidas de reciclaje y contención de la generación de residuos hace ya años.
“El compromiso es impresionante”, aseguraba la American Gaming Association en el estudio sobre la gestión ambiental del sector. Según datos de ese trabajo, los casinos del gigante norteamericano reciclaban anualmente hasta 68,000 toneladas de materiales. Para poner el dato en perspectiva, esta cantidad equivalía al reciclaje de 100,000 familias durante doce meses.
Entre las iniciativas más habituales sobre esta materia figuran el límite para el uso de papel en la comunicación con los clientes, que se hace ya por medios electrónicos, o la donación de maquinaria o mobiliario de reemplazo. En el caso del Bellagio se ha apostado incluso por crear un departamento de compostaje de los residuos vegetales.
La construcción sostenible y departamentos de compras concienciados son otros dos terrenos que los casinos no han dejado de lado en su giro hacia un modelo de negocio más respetuoso con el medio ambiente. Los trabajos para la obtención de certificaciones de construcción y diseño ambiental figuran en la agenda de los principales jugadores de la industria. El camino lo señalan casinos como el Monte Carlo (Las Vegas), que ha apostado además por sustituir sus ventanas para la mejora de la eficiencia energética de las instalaciones, entre otras medidas.
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La elección de maquinaria y equipos eficientes desde el punto de vista energético, y la preferencia por pinturas, pegamentos o alfombras bajas en compuestos orgánicos volátiles, uno de los mayores desafíos para la calidad del aire que respiramos, forman también parte de la batería de iniciativas impulsada por los casinos en este campo.
Es, en esencia, lo que concluía la asociación del juego de Estados Unidos tras el informe realizado sobre esta materia.
“Para muchas empresas la sostenibilidad puede ser un factor determinante para ser elegidas por los clientes para invertir en ellas su dinero”. Así explicaba el colectivo el giro emprendido por los casinos que, mayoritariamente, han ido un paso más allá.
Así, no es raro encontrar empresas del juego que han activado programas de formación y concienciación de sus plantillas en materia de sostenibilidad. Es un ejemplo más del nuevo modelo que se promueve desde una industria que, solo en 2016 y en Estados Unidos, movió casi $40,000 millones.
“Los principios de sostenibilidad se han calado porque es lo que hay que hacer, y porque es lo mejor para los empleados, para los clientes y para las comunidades asentadas en los alrededores de los casinos”, defiende el colectivo que representa a una industria que, en virtud de estos datos, ha abierto el juego a la sostenibilidad.
Este texto apareció originalmente en EcoInventos, puedes encontrar el original aquí.
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