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En la lucha contra el cambio climático, el sector de la Inversión de Impacto ha tenido un efecto significativo. Sigue el concepto de desarrollo sostenible estipulado en el informe de las Naciones Unidas “Nuestro futuro común”, el cual busca la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Por lo anterior, vale la pena preguntarse, ¿qué son las inversiones de impacto y como nos ayudan a hacerle frente al problema que enfrenta nuestro planeta? Estas últimas pueden entenderse como aquellas inversiones directas, que tienen el objetivo de generar un impacto positivo a nivel social, financiero y ambiental.
De lo anterior, se puede indicar que las medidas para la adaptación y mitigación al cambio climático pueden ser consideradas costosas para ciertas naciones. No obstante, el artículo 6 del Acuerdo de París incentiva la participación de entidades públicas y privadas para lograr objetivos en conjunto. Por ejemplo, algunos países de Europa ocupan fondos mixtos para infraestructura, conservación del ambiente, energía renovable e investigación que favorezcan opciones sostenibles y respetuosas con el clima.
En los últimos años se ha generado un nuevo paradigma en la comunidad internacional, que invita a la iniciativa pública y privada a incentivar flujos de capital en aquellas causas que ayuden a resolver los principales inconvenientes que vive nuestra sociedad, entre ellos, el cambio climático. De acuerdo con la consultora Social Venture Exchange (SVX), se debe fomentar una inversión de “impacto holístico” en el cual se debe considerar el bien o daño que hacemos a nuestro planeta al momento de establecer propuestas de negocio. Existen dos divisiones importantes que consideran.
Son aquellos aspectos que restan valor al planeta y, de las cuales, se debe ir evolucionando a esquemas más amigables con nuestro entorno. Existen tres tipos de relaciones a saber:
El nuevo paradigma busca impulsar las inversiones de impacto holísticas (es decir, de una manera global), dando por entendido que nosotros formamos parte de un sistema y que la economía debe estimular el desarrollo y la sustentabilidad de forma transversal. En este sentido, las relaciones identificadas pueden ser:
La crisis climática que enfrentamos no puede esperar a que entendamos a cabalidad la importancia que tiene la restauración de nuestros recursos. El modelo económico actual promueve un consumo masivo sin considerar el daño que se hace al planeta, por lo que el pensamiento regenerativo reorienta a la humanidad como una fuerza importante en la preservación del mismo.
Existe un largo camino por recorrer, pero cambiando la mentalidad, el funcionamiento de la comunidad inversora y el modo en que los capitales son valorados, se puede comenzar a dar grandes pasos. Las inversiones de impacto son una invitación a la coherencia, puesto que el colocar capitales en el mercado tienen consecuencias sociales y ambientales de gran envergadura.
Como bien comenta el periodista estadunidense, Charles Duhigg: “La reforma generalmente solo es posible una vez que se produce una sensación de crisis”; actualmente nos encontramos en un momento clave para avanzar a niveles más altos en el cuidado y preservación de nuestro planeta y el sector financiero no puede quedarse atrás.
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