Cambio climático y seguridad alimentaria
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- Traducido por Mónica Morales - Fuente The Climate Reality Project - Foto por Sifan Liu / Unsplash
Está claro que la crisis climática representa una amenaza muy real para la seguridad alimentaria en todo el mundo. Si no se toman medidas miles de millones de personas corren el riesgo de malnutrición, ya que los cultivos básicos y otras frutas y verduras se vuelven más difíciles de cultivar, más costosos y menos nutritivos.
El cambio climático es una gran amenaza para la agricultura. En cualquier lugar dado, los patrones climáticos normales y de larga data dictan los tipos de alimentos que podemos cultivar, así como cuándo, dónde y cómo los cultivamos.
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Pero a medida que las temperaturas globales aumentan, los patrones climáticos cambian y las precipitaciones se vuelven más impredecibles debido a la crisis climática, y los agricultores están luchando por mantenerse al día.
“Se espera que la población mundial crezca a casi 10 mil millones para 2050. Con 3.4 mil millones más de bocas para alimentar… la demanda mundial de alimentos podría aumentar entre 59% y 98%”, según la Universidad de Columbia. “Esto significa que la agricultura en todo el mundo necesita aumentar la producción y aumentar los rendimientos”.
Estos cambios podrían transformar el planeta de las siguientes maneras:
Producción de cereales
Se conoce como “granero”, a la región que produce una gran cantidad de cereales (trigo, maíz, arroz, avena, etc.), que son críticos para la supervivencia diaria de miles de millones de personas. Las más conocidas incluyen las praderas estadounidenses y canadienses, Ucrania en Europa, vastas franjas del sudeste asiático y el sur de Brasil.
Pero “a medida que aumentan las temperaturas, las mejores condiciones de crecimiento para muchos cultivos se están alejando de los trópicos y de las tierras más bajas a sectores más altos y fríos”, informó Bloomberg. “El cinturón de maíz de EE. UU., que se extiende desde Ohio hasta las Dakotas, se está acercando a la frontera con Canadá”.
Las razones por las que los cultivos se están alejando de los lugares donde han crecido durante mucho tiempo son parte de una tendencia mayor que amenaza la sostenibilidad a largo plazo de nuestros sistemas alimentarios.
Rendimientos, precios y disturbios
“El 80% de los cultivos del mundo se alimentan de la lluvia, por lo que la mayoría de los agricultores dependen del clima predecible al que se ha adaptado la agricultura para producir sus cultivos”, según datos de la universidad. “Sin embargo, el cambio climático está alterando los patrones de lluvia en todo el mundo”.
La cantidad de agua que necesita una planta para florecer varía de una especie a otra, y las plantas que han prosperado en un área durante miles de años pueden verse amenazadas por disminuciones aparentemente menores en la lluvia.
En el otro extremo, más lluvia no siempre es buena para la vida de las plantas, incluso si el agua no se acumula en la superficie, el suelo puede saturarse en exceso y las plantas se pueden ahogar. Y esto solo se multiplica cuando la lluvia se ve acompañada de un aumento en las temperaturas.
Sin una mitigación efectiva del clima, “cada grado Celsius en la temperatura media global reduciría, en promedio, los rendimientos globales de trigo en un 6%, el arroz en un 3.2%, el maíz en un 7.4% y la soya en un 3.1%”, según cuatro estimaciones independientes compiladas y publicadas el año pasado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
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Es improbable que estas precipitadas caídas en el rendimiento de los cultivos básicos ocurran repentinamente o al mismo tiempo, pero a medida que se intensifican, es fácil que se traduzcan en precios cada vez más altos en el supermercado.
“Las conmociones en el suministro de alimentos y los precios crecientes tienen el poder de desplazar a las personas y desestabilizar a los gobiernos”, describió Bloomberg, “como lo demuestran los disturbios en más de 70 países durante una crisis de cultivos en 2007-2008”.
Por ejemplo en Siria, una importante sequía a largo plazo relacionada con el clima, que se dice que ha sido la peor de la nación del Medio Oriente en 900 años, y la escasez agrícola relacionada fue una “causa importante de los disturbios iniciales” que contribuyó a la desestabilización del país a medida que se desarrollaba una guerra civil. La cual ha cobrado casi medio millón de vidas, ha desplazado a casi 7 millones de personas y ha creado 4.8 millones de refugiados.
“Dado que los alimentos son un producto comercializado a nivel mundial en la actualidad, los eventos climáticos en una región podrían elevar los precios y causar una escasez en todo el mundo”, señaló la Universidad de Columbia.
“A partir de 2006, la sequía en los principales países productores de trigo fue un factor clave en un aumento dramático en los precios de los alimentos. Muchos países experimentaron disturbios por alimentos y disturbios políticos”.
Deficiencia nutricional
La misma contaminación de carbono que está impulsando estas tendencias en todo el mundo también puede tener un impacto en nuestros alimentos.
Investigaciones recientes indican que el aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera puede hacer que nuestros alimentos sean menos nutritivos, poniendo en peligro nuestro bienestar.
Cuando se cultivan por debajo de los niveles de CO2 esperados para 2050, las reducciones de proteínas, hierro y zinc en productos comunes en algunas partes del mundo podrían ser del 3% al 17%. Y si las emisiones continúan al ritmo actual, en muchos países, estas disminuciones de nutrientes podrían volverse terribles.
“Los resultados del estudio, que cubren 151 países, revelan que son los países del norte de África, el sur y sureste de Asia y Medio Oriente los que probablemente se encuentren entre los más afectados, junto con algunas naciones en África subsahariana”, informó The Guardian.
“En la India, se estima que para 2050 aproximadamente 50 millones más de personas tendrán una deficiencia de zinc y 38 millones más de proteínas. Con la calidad de la dieta vinculada al ingreso económico, los investigadores dicen que los más pobres en esos países tienen más probabilidades de estar en riesgo”.
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Las deficiencias de zinc pueden afectar la función del sistema inmunológico y causar pérdida de cabello, diarrea, maduración sexual tardía y lesiones en los ojos y la piel. Un déficit de hierro puede provocar debilidad muscular, problemas del sistema inmunológico y cognitivo, dolores de cabeza, mareos y puede provocar anemia.
En cuanto a las deficiencias de proteínas: “Pocos nutrientes son tan importantes como las proteínas”, explicó Healthline. “La proteína le da fuerza a tus músculos, piel, enzimas y hormonas, y desempeña un papel esencial en todos los tejidos del cuerpo… La deficiencia de proteínas puede afectar a casi todos los aspectos de la función corporal”.
Si bien esta área de investigación es relativamente nueva, los científicos suponen que el aumento del CO2 en la atmósfera acelera la fotosíntesis, el proceso que ayuda a las plantas a transformar la luz solar en alimento. Esto hace que las plantas crezcan más rápido, pero al hacerlo contienen más carbohidratos como la glucosa a expensas de otros nutrientes esenciales de los que dependen los seres humanos y otros animales.
Este texto apareció originalmente en The Climate Reality Project, puedes encontrar el original en inglés aquí.