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Una silla de fibra de carbono reciclada, fuerte, duradera, flexible y ultraligera, con diseños únicos. Este proyecto da salida a un material que no es fácil de reciclar.
Las fibras de carbono conforman un material estructurado por fibras de átomos de carbono. Se unen a través de cristales, con una alineación que le otorga a la fibra alta resistencia en función del volumen.
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Tienen muchas propiedades, dentro de las que cabe destacar la flexibilidad, resistencia, tolerancia a temperaturas extremas, poco peso y baja expansión térmica. Dada sus múltiples ventajas, es un material muy usado en la industria naval, civil, militar, automotriz y aeroespacial. Su calidad varía según el uso, existiendo unas de alta calidad en contraste con otras de baja calidad.
Las fibras de carbono no son degradables y son difíciles de reciclar, por lo tanto se convierte en un problema medioambiental al convertirse en un desecho sólido.
A medida que se hace más popular su uso, se convierte más difícil su manejo. En su proceso de fabricación, el 30% de las fibras de carbono terminan como residuos.
Es casi imposible el reciclaje, reutilización o quema porque están compuestos de resinas termoestables, que no se funden por aplicación de calor. Además están constituidas por ingredientes de variada naturaleza, tales como insertos metálicos, fibras, pintura, aditivos de relleno, film termoplástico protector, entre otros materiales. Mucho de estos residuos se vierten directamente en los océanos.
Marleen Kaptein es una innovadora diseñadora que trabaja en asociación con el Centro Aeroespacial Holandés (NLR). La institución le permitió acceder a un robot de colocación de fibra capaz de imprimir cinta de carbono delgada, pero fuerte, en todas las direcciones.
Normalmente se utiliza para la fabricación de componentes estructurales para la industrialización espacial, pero en esta ocasión se utilizó para la creación de un prototipo de silla.
La máquina imprime el asiento y el respaldo. El bastidor está fabricado con fibra de carbono reciclada procedente de los residuos de corte de la industria automovilística y aeroespacial. El resultado es una silla fuerte, flexible y ultraligera, con diseños únicos.
Su fabricación se ha financiado a través de una campaña de financiación colectiva.
Este texto apareció originalmente en EcoInventos, puedes encontrar el original aquí.
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