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Microsoft logró en los ochenta que su sistema operativo Windows desbancara a MS-Dos. La interfaz ideada por Bill Gates se convirtió en una puerta de entrada para millones de profanos de la informática y acabó convertida en una suerte de genérico instalado en la mayor parte de los ordenadores que se venden en el mundo.
Ahora parece que Volkswagen quiere hacer algo similar con el vehículo eléctrico: recientemente anunció su intención de ceder a terceros –previo pago– la plataforma que ha diseñado para afrontar con éxito su reconversión hacia el auto eléctrico.
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Volkswagen juega con ventaja. No es el primer fabricante, ni el segundo ni el tercero, que desembarca en el negocio de los enchufables, pero sí el que por el momento está utilizando su plataforma para lanzar más vehículos. No sólo de la marca Volkswagen.
La checa Skoda también la utilizará, como Seat, que acaba de presentar al público en el Salón de Ginebra, el que será su primer eléctrico, el el-Born. Y con esa misma plataforma espera lanzar una primera oleada de 15 millones de eléctricos, para lograr así que en 2025 supongan ya el 25% del total de sus ventas.
Con el anuncio, el consorcio alemán trata de “matar dos pájaros de un tiro”. Por una parte, financiar parte de su inversión en el vehículo eléctrico. De los 44,000 millones de euros planificados para la electrificación, la digitalización, el vehículo autónomo y el desarrollo del negocio de movilidad, la mayor parte, 30,000 millones de euros se dedicarán a la electrificación.
Pero por otro lado, la compañía logra las deseadas economías de escala que está buscando el sector para conseguir un objetivo del que, de momento, adolece la industria: la capacidad para rebajar el precio del vehículo eléctrico y democratizar su uso.
Ese es uno de los grandes problemas que afrontan los fabricantes de automóviles, que aspiran a que el precio del vehículo eléctrico se reduzca paulatinamente en paralelo a un encarecimiento de los autos propulsados por motores térmicos, a causa de las inversiones que se están efectuando para reducir a marchas forzadas las emisiones de gases contaminantes. Solo el éxito en el mercado les puede librar de las multas que la Unión Europea impondrá a los fabricantes si no rebajan los niveles de emisiones de CO2 de sus autos.
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El presidente de Seat, Luca de Meo, aseguró que el precio del auto, que se lanzará en 2021, estará dentro de la horquilla de precio que se gasta el 45% de los compradores de vehículos actualmente en España. Y subrayaba que el vehículo nace de la plataforma MEB, la que Volkswagen compartirá con otros participantes y que durante el salón de la automoción más importante de Europa fue uno de los reclamos en el stand de Audi, otra de las marcas del grupo.
Durante el anuncio de la apertura del MEB a terceros, el consejero delegado del grupo, Herbert Diess, afirmó:
“Con la plataforma MEB, ahora estamos transfiriendo este concepto exitoso a la era eléctrica y abriéndolo a otros fabricantes de automóviles. El MEB está para establecerse como el estándar para la movilidad eléctrica”.
El anuncio coincidió con la presentación de un atractivo concept car con forma de buggie, creado sobre esa plataforma modular. La utilización de ese modelo como fotografía del anuncio fue una forma de decir al mercado que se trata de una plataforma modular que puede ser útil para cualquier vehículo.
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Una empresa emergente alemana especializada en electromovilidad, e.GO Mobile, se convertirá en el primer cliente del gigante alemán. La cuestión es si el resto de la industria estará dispuesta a aceptar el órdago (desafío) de uno de los principales fabricantes de autos del mundo, que acaba de cerrar un acuerdo con Ford para desarrollar conjuntamente vehículos comerciales.
La industria busca soluciones para implantar de forma precipitada los autos eléctricos en el mercado, pese a ser conscientes de que ni la autonomía de las baterías ni la red de puntos de recarga acompañan para su desarrollo.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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