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Una comunidad indígena Achuar, de la Amazonia ecuatoriana, diseñó una canoa que comunica nueve poblaciones aisladas en la selva para evitar que se construyan carreteras.
En la guayusada (un ritual de los indígenas Achuar del Amazonas ecuatoriano, similar a la Ayahuasca en Colombia), los ancianos manifestaron que hace medio siglo habían compartido un sueño que relataba como las aguas marrones del río Capahuari vieron bajar “un barco de fuego”.
Les tomó 50 años desenredar el significado de esa premonición onírica, pero en abril de 2017, entendieron. Desde ese entonces, una canoa impulsada por energía solar recorre 67 km a lo largo de los ríos Capahuari y Pastaza comunicando entre sí a 1100 personas que viven repartidas en nueve asentamientos.
La canoa se llama Tapiatpia, que en su mitología simboliza un pez eléctrico que transporta a los seres que habitan debajo del agua.
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De acuerdo con el New York Times, en su viaje inicial (un recorrido de 1800 kilómetros, la misma distancia que hay entre Quito y Lima) la canoa solar llegó con la mayoría de sus dieciocho puestos vacíos. Llevaba solo a sus tripulantes: Oliver Utne, el ambientalista que ideó la embarcación; Peter May, el ingeniero electrónico alemán encargado de los paneles solares del bote; Hilario Saant y Mario Gualinga, capitán y motorista achuar del barco.
Aquel primer viaje duró 25 días hasta llegar a Sharamentsa, la última comunidad del río Pastaza. Hoy, según Mongabay, más de ocho meses después de ese viaje inaugural, la canoa solar ya está lista para comenzar a trabajar. Es el segundo de su tipo, parte de un proyecto llamado Kara Solar.
El objetivo del proyecto consiste en conectar nueve comunidades Achuar remotas a través de un sistema de transporte alternativo impulsado por el sol y canalizado por los ríos del Amazonas. De acuerdo con Mongabay, el lanzamiento está programado para el 20 de abril, fecha que coincide con la primera remontada de la canoa, en la que se afianzaron los problemas técnicos de los últimos meses y la apertura de un centro comunitario solar en Sharamentsa.
El centro funcionará como una estación de recarga de canoas, además de proporcionar energía a la aldea, incluyendo un centro para hacer varios productos de plantas nativas y un hotel administrado por miembros de la comunidad.
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Actualmente, la mejor opción para viajar a dicho destino es tomar un avión, por lo que una aerolínea pública ofrece vuelos una o dos veces por semana por aproximadamente $15.00, sin embargo, los vuelos son constantemente cancelados debido a que los vuelos no se llenan lo suficiente o el clima es malo. Por lo tanto, las únicas alternativas son contratar un vuelo privado, el cual cuesta aproximadamente $200.oo por pasajero o encontrar a alguien con una canoa motorizada que ofrezca sus servicios.
Los viajes en la canoa solar tienen un costo simbólico de $1.oo por pasaje y tiene capacidad para 20 personas. Esta ha sido rediseñada dos veces a lo largo de dos años, cambiando de motores para que se adapte a las condiciones amazónicas.
Este texto apareció originalmente en El Espectador, puedes encontrar el original aquí.
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