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El camino lo inició el Parlamento británico, que el 1 de mayo aprobó una moción impulsada por el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, para declarar el estado de emergencia y alcanzar la meta de “cero emisiones” en el año 2050.
Durante el debate, el Gobierno conservador reconoció la gravedad del problema, pero objetó la noción de “emergencia climática”. Pese a esto, la moción fue aprobada por mayoría y sin votación. Se trata de una medida no vinculante, una declaración de intenciones con gran fuerza simbólica. La decisión de la Cámara es la respuesta a las recomendaciones de la comisión del cambio climático, creada para asesorar al Ejecutivo del Reino Unido y a sus parlamentos regionales.
La comisión recomienda neutralizar las emisiones antes del 2050 con medidas como prohibir los vehículos diésel y de gasolina en el 2030 para sustituirlos por autos eléctricos, cambiar las calefacciones de gas natural por eléctricas en casas nuevas en el 2025, reducir en un 20% el consumo de carne y plantar árboles de forma masiva, entre otras acciones.
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La decisión del Parlamento también es consecuencia de la presión que han ejercido durante los últimos meses decenas de ciudades como Londres, Manchester o Bristol, que declararon la emergencia climática. En abril, por ejemplo, Londres introdujo la primera zona de emisiones ultra bajas del mundo con estrictos estándares de emisión de vehículo. Unos días antes, los gobiernos regionales de Escocia y Gales habían declarado la emergencia.
Sin embargo, el principal factor de presión a los gobiernos de Londres y Dublín fueron las protestas del grupo de acción climática Extinction Rebellion, el movimiento social creado en Reino Unido que pretende influir en las políticas medioambientales locales mediante la resistencia no pacífica. Miles de activistas bloquearon durante más de dos semanas carreteras y puentes en Londres, acciones que se saldaron con más de mil detenidos.
Durante las protestas, el parlamento de Westminster recibió la visita de la activista medioambiental sueca Greta Thunberg, de 16 años, quien asistió a una sesión parlamentaria y se reunió con los líderes de todos los partidos políticos, excepto la primera ministra, para pedirles que tomaran medidas contra el cambio climático. “No podemos resolver el cambio climático sin tratarlo como una emergencia”, dijo Thurnberg, que también se dirigió a los activistas de Extinction Rebellion.
Tras la declaración del estado de emergencia, Corbyn pidió trabajar “con países que quieren acabar con la catástrofe climática y dejar claro a Donald Trump que no puede ignorar los acuerdos internacionales y actuar contra el cambio climático. Podemos establecer una ola de acción de parlamento a parlamento alrededor del globo”, sentenció.
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Esta “ola de acción” continuó en el parlamento de Irlanda, que el pasado jueves aprobó una enmienda en este sentido incluida por el principal partido de la oposición, el centrista Fianna Fáil, en un informe parlamentario sobre el cambio climático. “Este es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad”, dijo el ministro irlandés para el Cambio Climático, Richard Bruton. Y destacó la importancia de las protestas estudiantiles en todo el mundo pidiendo medidas urgentes a sus parlamentos y gobiernos.
“¡Buenas noticias desde Irlanda! ¿Quién es el siguiente?”, tuiteó Thunberg. “Y recuerden que emergencia climática significa dejar en el suelo a los combustibles fósiles”, añadió.
Este texto apareció originalmente en El Periódico, puedes encontrar el original aquí.
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