Suscríbete
Por encima de uno de los barrios más pobres de las colinas de Bogotá, Yobana Bonella se sienta cómodamente en un vagón que funciona con energía solar y transporta a miles de residentes a sus hogares, sin dejar casi ninguna huella de carbono.
Con dos paneles solares sobre cada teleférico, el sistema denominado “TransMiCable” transporta diariamente a unos 20,000 residentes del vecindario sur de Ciudad Bolívar, quienes suben y bajan de la montaña en menos de 15 minutos y por menos de 1 dólar por viaje.
El “TransMiCable” de 3.5 kilómetros, lanzado en diciembre, no solo ha reducido los tiempos de viaje a la mitad, sino que también está ayudando a reducir la congestión del tráfico, la contaminación del aire y las emisiones de dióxido de carbono.
“Me he beneficiado mucho de la TransMiCable porque ahorra tiempo”, dijo la niñera Bonella, de 38 años, quien viajaba en un teleférico rojo camino a casa desde el trabajo. “Cada vagón tiene paneles solares, lo que creo que es bonito, ayuda a conservar el medio ambiente”.
Te recomendamos: Colombia ha invertido $6 mil millones en acción climática
Al carecer de un tren o de un sistema de metro y con los vehículos eléctricos que aún no han despegado, los autobuses llenos de humo obstruyen las calles de Bogotá. Ampliar la disponibilidad de transporte rápido y en base al uso de energías limpias es una prioridad para la capital de Colombia con 8 millones de personas.
En todo el mundo, las ciudades representan alrededor de tres cuartos de las emisiones de carbono y consumen más de dos tercios de la energía, lo que significa que su éxito o fracaso en la reducción de las emisiones tendrá un gran impacto si el calentamiento global puede mantenerse en los límites acordados.
La quema de combustibles fósiles para energía, transporte e industria es la principal fuente de emisiones que están subiendo las temperaturas en la Tierra, así como un importante contribuyente para la contaminación del aire. Debido a que las ciudades latinoamericanas luchan por contener la contaminación que perjudica la salud, la introducción de un transporte más limpio que también reduce las emisiones es una estrategia que gana apoyo entre los responsables de política pública.
El teleférico de cuatro estaciones de Bogotá sigue proyectos similares bien recibidos en otras ciudades colombianas, desde MetroCable, el pionero de Medellín, lanzado en el 2004, el primero del mundo, hasta más recientes que operan en Cali y Manizales.
Yaneth Mantilla, directora del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) del gobierno, que lideró la construcción de TransMiCable, dijo que el diseño tenía en cuenta la protección ambiental.
“Uno de los retos mas importantes en cualquier proyecto de infraestructura o vial es cómo generar menos impacto posible y lo logramos,” dijo Mantilla.
La energía generada por los paneles solares en cada cabina permite que el teleférico funcione durante cinco o seis horas al día sin usar ninguna otra fuente de electricidad, manifestó. Con la combinación de energía solar y de otras fuentes de electricidad, alrededor del 70% en Colombia proviene de la energía hidroeléctrica, los teleféricos están ayudando a evitar las emisiones del combustible fósil empleado para el transporte.
“El proyecto TransMiCable no solamente tiene el ahorro de energía sino también transmite un mensaje de sostenibildad ambiental hacia los ciudadanos”, dijo Kristtian Rada, jefe del programa de ciudades de América Latina en la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial, que planea ayudar a financiar el teleférico.
Hasta hace poco, los residentes de Ciudad Bolívar pasaban aproximadamente dos horas al día utilizando hasta tres autobuses diferentes para ir y venir del trabajo.
“Hay una reducción en las emisiones de carbono justamente por la reducción del tiempo en el transporte”, expresó Rada.
Las autoridades gubernamentales ahora están evaluando el impacto de TransMiCable para reducir las emisiones y aumentar el crecimiento económico en Ciudad Bolívar, donde viven unas 700,000 personas. La expansión del transporte verde en la capital y la cuantificación de su éxito es una tarea urgente, según expertos urbanos.
Las chozas con techo de hojalata pueblan laderas enteras en el sur de Bogotá, hogar de más de un tercio de los residentes de la capital. Muchos de ellos forman parte de familias desplazadas que huyeron de sus hogares rurales para escapar de los combates durante la guerra interna de medio siglo en Colombia. El primer teleférico de Bogotá conecta esas comunidades pobres con el resto de la ciudad y su red de autobuses.
“La gente de Ciudad Bolívar estaba muy aislada”, dijo Mantilla, de IDU. “Hoy se sienten involucrados dentro la ciudad y hacen parte de la ciudad”, agregó.
Para la residente Bonella, el teleférico ha ayudado a inculcar un sentimiento de orgullo entre los habitantes de la zona en un área conocida por el crimen y la violencia.
“Muestra la cara bonita de Ciudad Bolívar, y las vistas son bonitas”, manifestó.
Los desafíos incluían comprar el terreno necesario para construir estaciones de teleféricos y torres, y ganarse la confianza de las comunidades. Mantilla dijo que había sido difícil convencer a la gente local de “volver a creer una vez más en las instituciones”, ya que se sentían abandonados por el Estado, que nunca antes había ofrecido opciones de transporte.
Puedes leer: 1,500 taxis eléctricos circularán en Colombia en 2020
En todo el mundo, las inversiones ecológicas en las ciudades, desde vehículos eléctricos hasta edificios con bajas emisiones de carbono, serán cruciales para que las naciones reduzcan las emisiones lo suficiente como para mantener el calentamiento global a “muy por debajo” de 2°C, según lo acordado en el Acuerdo de París 2015.
Según la CFI, el transporte público eficiente en el consumo de energía en los mercados emergentes podría atraer 1,000 millones de dólares en la próxima década, mientras que los vehículos eléctricos podrían generar una inversión de 1,600 millones de dólares.
Mientras tanto, en los últimos años, otras ciudades latinoamericanas han seguido el liderazgo de Colombia en el uso de teleféricos como un medio de transporte verde eficiente en los barrios pobres de la ciudad, lanzando proyectos similares en capitales como Ciudad de México o La Paz en Bolivia.
Se espera que más teleféricos transformen el horizonte urbano en las ciudades colombianas y más allá, desde Quito a Lima, comenta Rada. Pero una escasez de fondos del gobierno significa que es poco probable que “TransMiCable” de Bogotá se amplíe a otros distritos pobres cercanos en el futuro, sostuvo Mantilla.
De vuelta en el teleférico, acercándose a la estación más alta de Paradise Viewpoint, Bonella dijo que el sistema debería expandirse.
“Los que viven en los barrios lejanos de Ciudad Bolívar también deberían tener la oportunidad de ser beneficiados,” agregó.
Este texto apareció originalmente en El Universo, puedes ver el original aquí.
Suscríbete a nuestro boletín
Lo más importante en tu buzón cada semana