Sídney, la ciudad más grande de un país extremadamente vulnerable al calentamiento global, se movió para declarar una emergencia climática y se unió a cientos de gobiernos locales de todo el mundo para pedir medidas urgentes para combatir la crisis, algunos ante la inacción de los políticos nacionales.
La declaración no incluye ninguna nueva acción importante, pero el alcalde Clover Moore dijo que era importante que Sídney, que ya ha hecho compromisos ambiciosos para reducir las emisiones de efecto invernadero, levante su voz ante una demanda global de acción.
“Las ciudades deben mostrar liderazgo, especialmente cuando no se obtiene ese liderazgo del gobierno nacional”, dijo Moore.
Amanda McKenzie, directora ejecutiva del Consejo del Clima, un centro de investigación, dijo que la declaración de Sídney, la cual se espera que el Ayuntamiento apruebe fácilmente, subrayó “qué tan grave es el problema del cambio climático”.
“Es una crisis genuina”, dijo. “Sídney ha respondido de manera apropiada”.
Australia, hogar de algunos de los entornos naturales más extremos del planeta, se está recuperando del verano más caluroso que se haya registrado: una temporada de incendios forestales, quema de frutas en los árboles y una grave sequía en las regiones agrícolas.
Pero en las elecciones nacionales recientes, los votantes rechazaron al partido principal que pide una acción más firme en relación con el cambio climático, lo que representa una victoria sorpresa para el gobierno conservador en ejercicio, que se ha resistido a las propuestas para reducir drásticamente las emisiones de carbono.
La coalición conservadora fue impulsada a la victoria en parte por el apoyo en el estado de Queensland, donde el gobierno del estado despejó el camino este mes para una mina de carbón ferozmente disputada.
La acción federal ha faltado de manera similar en los Estados Unidos, donde el presidente Trump dijo que el cambio climático era un engaño y se movió para retirar al país del Acuerdo climático de París.
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En ese vacío, los gobiernos estatales y locales han asumido el manto de acción, los legisladores en el estado de Nueva York aprobaron un plan para eliminar virtualmente las emisiones de carbono para 2050. Nueva York se unió a media docena de estados del oeste como California para establecer una meta de un futuro libre de carbono.
Sin embargo, otros países se han movido agresivamente a nivel nacional. La Cámara de los Comunes de Canadá aprobó una moción para declarar una emergencia climática nacional, y Gran Bretaña propuso una legislación que reduciría las emisiones netas de gases de efecto invernadero del país para el año 2050.
En Australia, donde las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado durante los últimos cuatro años, Sídney ha establecido el objetivo de reducir las emisiones de carbono en un 70% para 2030 y alcanzar el cero neto en 2050.
La ciudad ha hecho de la sostenibilidad una prioridad durante más de una década, dijo Moore, la alcaldesa. Sídney ha colaborado con los propietarios de edificios comerciales para reducir las emisiones, reemplazó las farolas con LED y se comprometió a comprar solo energía renovable para 2020. También planea organizar una conferencia sobre el clima para líderes mujeres el próximo año.
Otros gobiernos locales en Australia que han declarado emergencias climáticas dijeron que era crucial que el anuncio fuera seguido de acciones.
Darebin, un consejo local en Melbourne que en 2016 se convirtió en el primero en el mundo en declararse en emergencia climática, revisando sus sistemas de reciclaje y residuos, utilizando un 90% de contenido reciclado para pavimentar carreteras, y apunta a duplicar la generación de energía solar durante cuatro años.
“Fue una decisión unánime”, dijo la alcaldesa de Darebin, Susan Rennie. “La gente de nuestra comunidad está muy decepcionada por el liderazgo de otros niveles de gobernación”.
Este texto apareció originalmente en The New York Times, puedes ver el original en inglés aquí.
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