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La delicada “salud” de la Madre Tierra es una de las preocupaciones del Papa Francisco que, con “Laudato Si”, hizo un llamado global a cuidar de la casa común. Ahora, coincidiendo con el quinto aniversario de su lanzamiento, el Papa Francisco impulsa la “Semana Laudato Si” que, en el contexto actual de pandemia, cobra más fuerza.
Por este motivo, desde el pasado 16 de mayo y hasta este fin de semana, numerosas organizaciones en el mundo programaron una serie de actividades en línea en las que, además de tratar los mensajes de la Encíclica, se exhorta a la ciudadanía a cuidar de la casa común.
“Durante la ‘Semana Laudato Si’, católicos alrededor el mundo se han unido en reflexión, oración, y preparación para construir un mundo mejor”, apuntan a DW fuentes del Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC).
Esta organización, que agrupa a más de 800 instituciones católicas de todo el mundo para poner en práctica la visión de la Laudato Si y solucionar la crisis climática, es un facilitador de la iniciativa patrocinada por el Dicasterio para la Promoción de Desarrollo Humano Integral.
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Así, el MCMC apoyó la celebración de los foros virtuales de organizaciones como Signis y Red Eclesial Panamazónica (REPAM), Ecuador que durante tres días comentaron la Encíclica tomando como el impacto de la COVID-19 en la Amazonía ecuatoriana.
“Las industrias extractivas no han parado, no han hecho cuarentena”, lamentó Susana Espinosa, de REPAM criticando las violaciones de derechos humanos y violencia que vive la población con la invasión a territorios. “Estamos viviendo uno de los procesos históricos más dolorosos para la Amazonía por esta doble vulnerabilidad”, aseguró.
Mientras la humanidad empieza a plantearse cómo debe ser el futuro tras el coronavirus, la Encíclica ya ofrece algunas pautas para construir un mundo más solidario, fraterno, pacífico y sostenible basado en una relación más armoniosa con la naturaleza.
“Laudato Si ha sido un marco en la doctrina social de la Iglesia, provocando un compromiso por la ecología integral, que es un nuevo modo de comprender la política, la economía, la organización social, la cultura y la religión”, recordó el padre Dario Bossi, fundador de la Red Iglesias y Minería.
“La crisis climática es gravísima. No hay más tiempo para negociaciones o medidas paliativas: se hace indispensable un cambio radical de modelo”, aseguró Bossi. “La iglesia tiene el deber moral de clamar por esa conversión y necesita ser el primer testimonio de ese cambio”, subrayó.
En el caso de la región, los obispos de América Latina tradujeron Laudato Si en un documento que la contextualiza en el continente, denunciando especialmente el modelo económico y político que hace de los bienes comunes commodities para el interés del capital. Por este motivo, la Red Iglesias y Minería, que quiere proteger a los defensores de derechos humanos y de la naturaleza amenazados, participa en la “Semana Laudato Si” organizando una serie de conferencias sobre la ecoespiritualidad frente al extractivismo minero, que se llevó a cabo hasta el sábado 23 de mayo.
La construcción de un mundo mejor precisa de esfuerzos individuales y conjuntos. “Cada persona puede hacer una diferencia”, recordó a DW Tomás Insua, director ejecutivo del Movimiento Mundial Católico Climático. “Para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero podemos usar medios de transporte menos contaminantes o no comer carne al menos un día a la semana”, apunta como ejemplos de un estilo de vida más sencilla.
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No obstante, “somos más efectivos cuando tomamos acción juntos”, asegura. “Hay cientos de personas que están generando cambio en sus comunidades como Animadores ‘Laudato Si'”, subraya. Se tratan de grupos de voluntarios a nivel local que promueven el mensaje de la Encíclica en sus comunidades.
Por otro lado, la Iglesia se está involucrando cada vez más en el movimiento para la desinversión en los combustibles fósiles. Una de las acciones que se enmarcan en la Encíclica tal y como apunta el Papa Francisco:
“Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes, sobre todo el carbón, pero aún el petróleo y, en menor medida, el gas, necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora”. Por este motivo, el practicar con el ejemplo “envía un fuerte mensaje al mundo: a Iglesia Católica no va a esperar por la justicia climática”, considera Insua.
Actualmente 191 instituciones católicas se han unido a este movimiento global, entre las que se encuentra la Arquidiócesis de Panamá, la primera de la región. No obstante, esta cifra podría aumentar en los próximos meses ya que el Dicasterio para la Promoción de Desarrollo Humano Integral estableció que durante un año se celebre un año especial “Laudato Si” para conmemorar su quinto aniversario. Un acontecimiento que puede alentar a otras instituciones a dar el paso y pasar del sermón a la acción.
Este texto apareció originalmente en DW, puedes ver el original aquí.
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