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Un número creciente de jóvenes está de acuerdo en que transformar nuestros sistemas educativos es la clave para transformar nuestro futuro, desde enseñar a los niños el valor de la biodiversidad hasta volver a capacitar a los adultos en profesiones sostenibles. Pero a pesar del apoyo de la comunidad juvenil, el potencial de la educación transformadora sigue siendo en gran parte desconocido.
Swetha Stotra Bhashyam es el Punto Focal Sur Global para la Red Global de Biodiversidad Juvenil (GYBN), el grupo oficial de jóvenes del Convenio de la ONU sobre Diversidad Biológica y socio de la Cumbre Mundial de la Juventud de la UICN. Swetha tiene una maestría en Biología y Conservación de Vida Silvestre del Centro Nacional de Ciencias Biológicas, Banglore, India, y ha dedicado los últimos nueve años a la conservación. Swetha ha ayudado a coordinar la creación de casi 50 capítulos de GYBN para construir un movimiento vibrante por la naturaleza dentro de la comunidad juvenil, y espera continuar su trabajo con proyectos internacionales que traigan cambios significativos sobre el terreno.
Swetha comparte su visión de un mundo más consciente con el planeta:
Sueño con un mundo justo, inclusivo y equitativo. Un mundo donde la biodiversidad sea respetada, celebrada, conservada, utilizada y restaurada de manera sostenible. Donde hay equilibrio porque solo tomamos lo que necesitamos, reutilizamos lo que tenemos y nos aseguramos de que los recursos se compartan de manera justa. Un mundo donde convivimos en armonía con la naturaleza. Como hemos visto este mes en la primera Cumbre Mundial de la Juventud de la UICN, este es el mundo en el que también quieren vivir miles de jóvenes.
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Hemos aprendido que para que tal visión se haga realidad, las soluciones rápidas, la “solución milagrosa” o los pequeños cambios incrementales en la forma en que funciona nuestro mundo no serán suficientes. Necesitamos despertarnos a los desafíos del siglo XXI y a lo que tenemos que hacer para mejorar la forma en que vivimos, no solo para nosotros mismos, sino para todos los seres humanos, la naturaleza y nuestro planeta.
Necesitamos lo que la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) llama un cambio transformador. En otras palabras, necesitamos una transformación fundamental y estructural en la forma en que funcionan nuestras sociedades; uno en el que todos los sectores de la sociedad, de todas las generaciones, realineen sus prioridades, valores y acciones para garantizar un futuro sostenible y justo para todos.
Si bien esto no es fácil de lograr, también sabemos que ese cambio en nuestras sociedades y economías es la única forma de resolver los desafíos sociales y ambientales que enfrenta la humanidad. Sabemos en qué deben convertirse las sociedades para abordar la crisis de la naturaleza, pero la cuestión de cómo llegar allí permanece.
A lo largo de los últimos años, he estado apoyando a la Red Global de Biodiversidad Juvenil (GYBN) en la realización de consultas nacionales y regionales. En cada consulta se les pregunta a los jóvenes cuáles creen que son nuestras mejores formas de aprender a vivir en armonía con la naturaleza. Dondequiera que estemos, escucho mencionar un punto: la educación.
La educación juega un papel crucial en nuestra transición hacia sociedades sostenibles y justas. No solo porque da forma a los valores, conocimientos y habilidades de las generaciones venideras, sino también porque las instituciones educativas juegan un papel social clave en nuestras comunidades, mucho más allá de la enseñanza y el aprendizaje. Si queremos transformar nuestro mundo, necesitamos una educación transformadora para allanar el camino.
Con la orientación de nuestro Grupo de Trabajo de Educación Transformativa, en el GYBN tenemos un plan sobre lo que debe incluir la educación transformadora. Necesitamos una educación que dé forma a valores, comportamientos, habilidades y actitudes lejos de una relación de explotación con la naturaleza, hacia sistemas que vivan en armonía con ella.
Necesitamos una educación que no perpetúe aún más las desigualdades de género y los estereotipos de género, sino que apoye la enseñanza intergeneracional del conocimiento indígena y local y promueva el uso de las lenguas locales e indígenas como medios de instrucción. Necesitamos una educación que apoye sociedades justas, sostenibles y que funcionen bien, y que sea inclusiva y abierta a todos. Esto significa abarcar actividades de aprendizaje en todos los niveles, no solo dentro de los sistemas educativos formales, sino también en espacios de aprendizaje informal.
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Para convertir esta visión en realidad, debemos integrar la biodiversidad en los planes de estudio de la educación formal en todos los niveles y en todas las materias relevantes, no solo en las tradicionales “ciencias naturales”. Los estudiantes deben aprender la ciencia detrás de la pérdida de biodiversidad, pero también sobre las causas e impactos sociales, económicos y culturales de la misma. De esta manera, los sistemas educativos pueden enseñar a los alumnos cuál es su papel en la transición hacia sociedades que vivan en armonía con la naturaleza.
Sin embargo, existen muchas lagunas en los sistemas educativos formales que llevará mucho tiempo llenar. Por lo tanto, es importante que también apoyemos y reconozcamos las formas informales de educación, que son importantes para que los jóvenes comprendan la diversidad biológica y su relación con la naturaleza.
La educación transformadora no solo debe estar dirigida a los jóvenes. Por el contrario, el aprendizaje permanente juega un papel fundamental. Es importante que los estados y las instituciones educativas se involucren en formas de educación de adultos que se centren en capacitar a los trabajadores en profesiones sostenibles.
Para que podamos implementar la educación transformadora a nivel mundial, nosotros, como comunidad juvenil, estamos presionando a los líderes mundiales para que la reconozcan en todos los niveles. Esto se incluye en los acuerdos ambientales multilaterales en general, y en el marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 en particular. Creo que muchos líderes mundiales aún no comprenden el verdadero potencial de la educación, ya que el tema no ha recibido la atención adecuada en los debates ambientales globales. Si suficientes personas lo exigen, los líderes verán el potencial de la educación para ayudar a construir un futuro sostenible y equitativo para todos.
Este texto apareció originalmente en IUCN, puedes ver el original en inglés aquí.
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