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El desperdicio de comida se convierte en un contaminante cada vez más grande, la buena noticia es que este problema podemos combatirlo directamente desde nuestros hogares. Conoce las mejores técnicas de compostaje para que puedas comenzar a organizar tus residuos de una forma más sostenible.
Según el índice de desperdicio de alimentos de PNUMA, cada año se desperdicia alrededor de 1,300 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo. Y si se le agraga a esto el resto de problemas socioeconómicos como el hambre y la desnutrición, podemos entender mejor que tirar los pocos recursos que nos quedan no es la mejor opción para nuestro futuro.
Es por esto que con pequeños hábitos, como consumir solamente la comida necesaria, elegir productos orgánicos o que provengan de fuentes sostenibles o incluso reducir el consumo de carne, podemos hacer una gran diferencia. Sin embargo, por más que cambiemos siempre existirá un cuestionante al final: ¿Qué hacemos con las sobras?
Lo ideal en este caso, sería que no hubiera sobras, aprovechar al máximo todos los componentes de las frutas y verduras, ya sea en la misma cocina o en nuestras plantas, pero si realmente tenemos este tipo de basura orgánica que no podemos clasificar como lo hacemos con el plástico y el papel, existe un proceso más ecológico que simplemente “tirarlo a la basura”.
El compost, composta o compostaje, es un método de procesamiento para toda la basura orgánica que normalmente suele dar a los vertederos. Con ello, transformamos dicha basura en abono para nuestras plantas o huerto en casa, incluso puedes venderla; y de esta forma, devolvemos a la naturaleza lo que alguna vez nos dio sin emitir más gases contaminates como lo hace la basura acumulada y sin clasificar.
Una compostera. El recipiente donde haremos nuestro compost depende de la cantidad de personas que consumen en nuestra casa y la dieta que llevamos, puedes utilizar desde un bote de basura alto de metal o plástico, una cubeta grande de pintura, hasta crear tu propia estructura de madera.
Lombrices. Esto es opcional, pues es más un plus que podemos añadir para reconocer de mejor forma el proceso de descomposición de la comida y acelerarlo al mismo tiempo. Un compost normal puede durar entre 6 a 9 meses en procesarse completamente, mientras que uno con lombrices puede llegar a tardar de 1 a 3 meses.
Restos de comida y desechos. Para clasificar la comida que sí puede ir en el compost y la que no debemos tener en cuena dos tipos de alimentos que deben balancerase dentro de la compostera: desechos secos y desechos húmedos.
– Los desechos secos pueden ser: hojas secas, ramas, fósforos, cáscaras de maní, papel y cartón, cáscaras de huevo, entre otros.
– Los desechos húmedos pueden ser: cáscaras de frutas y verduras, té, restos de café, yerba, grama podada, entre otros
Conoce: los desechos que NO debes incluir en tu compost
1. Ubica tu compostera. Lo ideal es que se mantenga en un lugar ventilado y no tan lejos de la cocina, ya que de ahí vendrán los residuos. También es importante que nuestro recipiente no tenga suelo o esté agujereado, pues eventualemnte estará esurriendo los líquidos que no necesite, también debe tener tapa para protegerla en caso que llueva.
2. Añade las capas. Coloca una primera capa de tierra y materiales secos como paja, ramas o aserrín para evitar que el compost se pudra. Luego, comienza añadiendo los desechos orgánicos intercalando una capa de húmedos y una de secos. El propósito de este balance es que la comoposta se mantenga lo suficientemente húmeda, pero no mojada, y así, los alimentos puedan descomponerse correctamente.
Es importante dejar claro a los niños y niñas que estén aprendiendo este proceso que la composta no es un basurero, sino una mezcla de abono que luego servirá como fertilizante para nuestros cultivos, por lo que los desechos deben clasificarse correctamente para su proceso.
3. Monitorea. Es necesario revolver la mezcla cada cierto tiempo, lo ideal es hacerlo con una paleta larga o palo desde abajo para que la mezcla pueda integrarse completamente.
4. Cultiva. Cuando el compost tome un aspecto más oscuro, uniforme y ya no se pueda reconocer los desechos que una vez estuvieron ahí, es señal que nuestro abono está listo para ser cultivado.
– Para acelerar el proceso de descomposición puedes cortar los desechos en trozos pequeños (pero no triturarlo), esto da espacio a que los microorganimos y lombríces puedan trabajar mejor sobre los alimentos.
– Las lombríces nos ayudan a identificar el estado de nuestro compost, si todavía hay muchas, esto significa que aún queda mucha materia por descomponerse y que todavía no está listo.
– El líquido que nuestra composta expulse también puede ser reutilizado para regar nuestras plantas.
– Si nuestra mezcla luce muy seca, podemos regarla (sin llegar a empaparla) de vez en cuando, procurando que la humedad penetre en todas las capas del contenedor.
– Es importante ubicar el compost en un área sombreada para que no alcance altas temperaturas, pero siempre debe ser ventilada.
– Un buen compost NO debe producir malos olores, por lo que si tu mezcla comienza a oler mal debes evaluar que las condiciones de humedad y balance de desechos húmedos y secos sean los correctos.
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