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Según las Naciones Unidas, cerca de 600 millones de personas viven sin acceso a la electricidad en África Subsahariana. Con esta realidad en mente se ha creado SM100, la lámpara más barata del mundo que con la energía que capta del sol ofrece durante al menos cinco horas la iluminación mínima necesaria para todas las familias que viven sin conexión a la red eléctrica.
La iniciativa, que acaba de superar todas las pruebas de calidad exigidas, la ha promovido la organización británica SolarAid, junto con la firma de diseño Inventid y el fabricante chino Yingli que, sumando fuerzas, han logrado dar forma a una lámpara que distribuirán en las zonas rurales de África a $5 la unidad. La lámpara solar más asequible está también disponible en el resto del mundo, eso sí, a unos 13 euros la unidad, puesto que la compra incorpora una donación dirigida a facilitar la distribución de las lámparas al continente africano.
Con una luminosidad que duplica la de las lámparas de queroseno, SM100 incorpora un panel solar de 50mA, así como una batería de ion de litio y de fosfato de hierro (LiFEPO4) que cuenta con una vida útil de 3 años. Tras exponerse al sol durante entre seis y ocho horas, la lámpara está lista para iluminar durante al menos cinco. Además, según señalan sus impulsores, la recarga se mantiene en días nublados, si bien necesitará un mayor tiempo de exposición.
Esta lámpara, diseñada con el foco puesto en la utilidad y el coste, viene acompañada de un soporte que permite fijarla a cualquier superficie, además de colgarla, por ejemplo en una bicicleta. Estas ideas proceden en buena parte de los que más pueden beneficiarse de este diseño: los ciudadanos sin electricidad del África rural, puesto que las experiencias y las propuestas de entidades que trabajan en este continente fueron tenidas en cuenta durante el proceso.
Los impulsores de SM100 repartieron 9,000 unidades a familias de Malaui, Uganda y Zambia, como parte de una prueba piloto para que las probaran y aportaran sus opiniones, con las que se han aplicado cambios en beneficio de las comunidades más necesitadas de estos países, entre las que proseguirá la distribución de lámparas solares de bajo coste.
Con este avance no solo se logra que la luz esté al alcance de las personas que todavía no pueden acceder a ella, sino que se incide en su seguridad y se trabaja para que salgan del círculo de pobreza en el que están sumidas. Esto es así porque, con alternativas como SM100, las familias africanas podrán dejar atrás las lámparas de queroseno a las que se ven obligadas a recurrir, pese a tener que invertir en ellas el 25% de sus ingresos del mes y exponerse, con su uso, al riesgo de incendios y de problemas de salud por inhalación de humos.
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