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Dos nuevos estudios publicados este mes de julio están ayudando a resolver persistentes diferencias entre lo que los modelos climáticos han predicho y lo que las mediciones reales han registrado. Al hacerlo, socava dos de los argumentos usados por aquellos que cuestionan el consenso científico prevaleciente sobre el calentamiento global.
El primer estudio se llama “El modo climático lento concilia estimaciones históricas y basadas en modelos de sensibilidad climática”, publicado el 5 de julio para la revista Science Advances. Examinó de nuevo la inquietante pregunta sobre la sensibilidad de las temperaturas globales al aumento de dióxido de carbono alrededor de la Tierra. Y llegó a la conclusión básica de que cualquier duplicación de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero resultará en un calentamiento planetario significativo.
El segundo trabajo se realizó para el Journal of Climate, titulándose “Set de datos sobre temperaturas atmosféricas de la troposfera inferior obtenido de observaciones satelitales utilizando un ajuste optimizado para efectos diurnos”. Reexaminó las observaciones satelitales de una capa de la atmósfera. Los resultados demostraron que los datos de calentamiento basados en el espacio no se contradicen (como sostienen frecuentemente los que no creen en el cambio climático) con las mediciones de temperatura tomadas en la superficie de la Tierra. En cambio, los datos de satélite muestran un calentamiento mucho más intenso que antes.
Ambos estudios abordan incertidumbres que son planteadas una y otra vez por personas que las aprovechan para sugerir que no se conoce suficiente para justificar una acción agresiva para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
A pesar de quienes niega, si la cuestión es la sensibilidad climática o los datos recopilados por los satélites o algún otro aspecto de la ciencia, los gobiernos mundiales ya han reconocido en su mayoría que los riesgos del cambio climático son lo suficientemente claros para validar políticas climáticas. Un claro ejemplo de ello son las políticas encontradas en el Acuerdo de París para limitar el calentamiento a menos de 2º Celsius -reduciendo drásticamente las emisiones.
Ambos estudios se publicaron en revistas prestigiosas que se someten a la revisión de pares.
Estos estudios no se realizaron como reacciones al debate político, pero sí servirán herramientas de debate. Por encima de todo, ambos estudios sirven como ejemplos de cómo la investigación revisada por pares sigue siendo la clave para políticas climáticas sólidas.
Por casualidad, aparecieron justo cuando dos de los miembros del gabinete del presidente Trump, el administrador de la EPA, Scott Pruitt, y el secretario de Energía, Rick Perry, han estado pidiendo un renovado debate sobre la ciencia del clima.
Muchos expertos en ciencias y políticas públicas dicen que el foro apropiado para el debate razonado está en instituciones establecidas y autorizadas como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) o la Academia Nacional de Ciencias y en la literatura revisada por pares donde las propuestas científicas se enfrentan a riguroso escrutinio de otros científicos con experiencia en el área.
Como dijo el científico Benjamin Santer, del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, al explicar la “revisión por pares” en un comentario al Washington Post: “Tus compañeros son tus críticos más feroces, están constantemente examinándote”.
“Así es exactamente cómo funciona la ciencia, incluyendo la ciencia climática”, dijo Franken. -Ése es el proceso científico-
Este texto apareció originalmente en Inside Climate News, puedes leer el texto original en inglés aquí.
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