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Conforme la crisis climática avanza, es más común escuchar nuevos términos climáticos, noticias sobre el impacto de las empresas y nuestras acciones sobre el planeta, así como soluciones y promesas para solucionarlo.
Sin embargo, muchas compañías, marcas y entidades aprovechan estas tendencias para desinformar o tergiversar información importante sobre el impacto de sus acciones sobre nuestro ambiente.
Así como escuchamos de noticias falsas (fake news) o desinformación en general, existe este problema en el ámbiento ambiental. El greenwashing (o lavado verde) se refiere a la práctica de presentar una imagen de responsabilidad ambiental engañosa.
Ya sea por medio de estrategias de marketing en las que las compañías hacen afirmaciones exageradas o poco fundamentadas sobre la sostenibilidad de sus productos; o también sobre los compromisos y servicios que presumen ser más saludables con el planeta.
Esta táctica atrae a consumidores preocupados por el medio ambiente, los cuales son cada vez más a medida que el cambio climático y sus impactos se hacen más evidentes.
¿Es nuevo? Claro que no. Desde la década de 1980, cuando los consumidores comenzaron a mostrar una mayor preocupación por el medio ambiente, las grandes empresas tomaron ventaja de este nuevo foco de atención para atraer simpatía a sus productos o servicios. Debido a la poca información que circulaba sobre la sostenibilidad, era casi imposible comprobar si dichas afirmaciones cumplían con estos estándares.
En los últimos años, con el aumento de la presión para abordar el cambio climático, el greenwashing ha evolucionado para incluir afirmaciones más sofisticadas y técnicas de marketing más avanzadas. Las empresas no solo se enfocan en productos individuales, sino que también promueven iniciativas corporativas supuestamente verdes, como la reducción de huella de carbono, inversiones en energía renovable y programas de responsabilidad social corporativa.
El greenwashing no solo nos afecta económicamente al sentirnos “estafados” por adquirir cierto producto o servicio, también impacta negativamente en la acción climática.
Por medio de la desinformación: Los consumidores no solo son inducidos a comprar productos que creen ser sostenibles, también genera confusión sobre las verdaderas prácticas sostenibles, así como desalienta el impulso de cambiar nuestros hábitos de consumo por unos más respetuosos con nuestro planeta.
Distracción del problema real: Por medio de estos discursos falsos se puede ralentizar la acción climática y desviarla hacia acciones que no son sostenibles tanto para el consumidor como para el planeta. Al crear esta falsa sensación de progreso, las acciones que realmente urgen para mitigar el cambio climático se ven cada vez más lejanas.
Desconfianza de los verdaderos aliados: Como sucede después de ser víctima de cualquier fraude, el consumidor puede llegar a desconfiar de los productos o servicios que ofrecen un discurso amigable con el medio ambiente, afectando gravemente a aquellos movimientos que sí apuntan a un desarrollo sostenible, ya que no obtienen el apoyo y financiamiento suficiente para sobresalir entre sus competidores mayor posicionados.
Puede que ya lo hayas escuchado antes, pero la educación sí es poder, y eso aplica también en la acción climática. No necesitamos ser especialistas en términos medioambientales para llevar un estilo de consumo sostenible, pero sí podemos mejorar nuestro conocimiento al respecto para que nuestra acción climática sea más eficiente.
Identifica patrones: Existen palabras que suelen utilizarse de forma muy generalizada en la industria, tales como verde, ecofriendly, orgánico o ecológico.
Congruencia de los valores de la marca: Una vez logramos identificar palabras clave o repetitivas entre tanta publicidad, podemos analizar de forma rápida si la marca o entidad también practica entre sus valores la sostenibilidad. Ya sea dentro de su línea gráfica, página oficial o mensajes publicitarios: ¿Qué tanto les importa su impacto ambiental?
Investiga y verifica la información: Tal y como se haría para verificar información de una noticia falsa o un producto sospechoso, por medio de certificaciones reconocidas o sellos oficiales se puede garantizar si una marca cumple con sus objetivos de sostenibilidad.
Transparencia: Especialmente en grandes empresas, es importante que estas sean sinceras y claras en cuanto a la forma en la que realizan sus productos o servicios, por lo que si deseas conocer más sobre su veracidad, puedes buscar (o preguntar) por las políticas de sostenibilidad o informes estadísticos que maneja la entidad.
Edúcate constantemente: Mantente informado sobre temas ambientales y de sostenibilidad constantemente, de esta forma podrás tomar decisiones sobre lo que consumes con mayor seguridad y rapidez.
El greenwashing no debe frenar nuestra acción climática, está en nuestras manos luchar por un futuro donde la sostenibilidad sea la primera opción antes que los combustibles fósiles y mitigar el cambio climático a tiempo. ¡Educarse también es acción climática!
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