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Forman parte del paisaje urbano británico. En el metro, o en cualquier calle comercial de cualquier ciudad británica, encontrarás a alguien portando una taza desechable de café humeante. Al final del día observarás cómo se amontonan en las papeleras e incluso en las aceras, en las esquinas, en los bancos de los parques. Cada año se utilizan y desechan 2,500 millones de ellas en el país, suficientes para dar cinco vueltas y media al mundo.
Reino Unido produce 30,000 toneladas de basura en forma de tazas desechables de café cada año. Y la inmensa mayoría de ellas no se recicla.
Sucede que las tazas desechables no pueden ser recicladas mediante los sistemas tradicionales, debido a que se utilizan revestimientos de plástico extremadamente compactos para hacerlas herméticas. Los elementos de papel, por su parte, suelen quedar contaminados por el café o el té.
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Aunque el consumidor las arroje en las papeleras municipales para residuos reciclables, menos de una de cada 400 tazas desechables se reciclan en Reino Unido porque solo tres plantas de todo el país pueden procesarlas. Además, muchos consumidores ni siquiera los tiran en las papeleras: medio millón de estos recipientes se convierten cada día en basura callejera.
Por todo ello, un comité del Parlamento británico ha propuesto gravar (colocar un impuesto) con una tasa de 25 peniques el café para llevar. El dinero recaudado sería destinado a financiar plantas de reciclado. El objetivo del Gobierno debe ser, según el informe del comité, asegurar que todas las tazas de café desechables sean recicladas para el año 2023 y, de no lograrse para esa fecha, prohibirlas directamente.
“Los productores y distribuidores de tazas de café desechables no han tomado la iniciativa para rectificar esto, y el Gobierno ha ignorado el problema”, asegura Mary Creagh, la diputada laborista que preside el Comité de Medio Ambiente. “El mercado británico de cafeterías se expande rápidamente, y necesitamos emprender una revolución en el reciclado”.
El comité acusa en su informe a las cadenas de cafeterías de “tomar el pelo a los consumidores” al hacer creer que las tazas son reciclables cuando lo cierto es que muy pocas lo son. Asegura que las iniciativas de algunas grandes cadenas, como Starbucks, de ofrecer un descuento de 25 peniques a los clientes que acudan con su propia taza, se han demostrado hasta la fecha ineficaces.
Y utiliza como ejemplo positivo, en cambio, el éxito de la norma que obliga a cobrar cinco peniques por las bolsas de plástico en los supermercados, en vigor en Inglaterra desde octubre de 2015, que logró reducir el uso de bolsas de plástico en más de un 80% en el primer año.
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El informe señala que la tasa podría ser positiva para la industria, que acabaría comprando menos recipientes. Starbucks ha anunciado que, sin esperar a que prospere o no la propuesta del comité, empezará este mes un periodo de prueba en 25 establecimientos de Londres, en los que cobrará cinco peniques extra por la taza de papel.
Las recomendaciones del comité se publican dos meses después de que el ministro de Economía, Philip Hammond, expresara en la presentación de los presupuestos su deseo de que Reino Unido se convierta en “líder mundial en el combate contra el plástico, que ensucia nuestro planeta y los océanos”.
La secretaria de Estado de Medio Ambiente, Thérèse Coffey, se ha mostrado “abierta” a la idea de la tasa. “Tomaremos en consideración detenidamente las recomendaciones del comité y responderemos en breve”, dijo el ministerio en un comunicado.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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