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A medida que nuestras noches se vuelven cada vez más brillantes, sus impactos negativos son cada vez más visibles en nuestra salud y en la naturaleza.
Las fuertes lluvias han empeorado la situación de decenas de miles de desplazados internos, destruyendo sus tiendas, alimentos y pertenencias en pleno invierno.
Las pintorescas islas tropicales están rodeadas de agua, pero la escasez es una realidad diaria para muchos.
Aldeanos de Rukam han visto desaparecer sus turberas, bosques y poblaciones de peces desde que vendieron sus tierras a una empresa de aceite de palma en 2002.
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