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La preocupación por el bienestar del planeta no solo es un tema que atañe a ambientalistas y políticos, sino también a otras esferas de la sociedad.
En el encuentro pidió que los políticos dejen su “obsesión” por la forma de crecimiento económico que está arruinando la Tierra y que actúen como “administradores de la creación de Dios”.
El llamado lo hizo en representación de la Academia de Ciencias del Vaticano, la cual afirma que las naciones están midiendo su riqueza de acuerdo al PIB (Producto Interno Bruto) sin tener en cuenta el daño causado por las prácticas empresariales, ni el principal activo de la humanidad: la madre naturaleza.
En la reunión, Ban Ki-moon valoró que el Papa se manifestara respecto a este punto y subrayó:
“Mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos es necesario para erradicar la extrema pobreza, reducir la desigualdad y garantizar un desarrollo económico equitativo y sostenible.”
Ambos concluyeron que la protección del planeta es responsabilidad de todos y todas, pero en especial de los países ricos e industrializados, quienes tienen la capacidad de mitigar los efectos del cambio climático.
Joseph Bast, presidente del Instituto Heartland, un centro de estudios conservador con sede en Chicago, Estados Unidos, cuyo objetivo es desacreditar la ciencia establecida sobre el cambio climático y la influencia del hombre en él, dijo en un comunicado:
“Aunque el corazón del Papa Francisco está en el lugar correcto, haría un mal servicio a su rebaño y al mundo, poniendo su autoridad moral detrás de la agenda anticientífica de las Naciones Unidas sobre el clima.”
Este texto apareció originalmente en VeoVerde, puedes encontrar el original aquí.
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