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¿Qué nos dice el precio del langostino o el camarón sobre la contaminación, el cambio climático y la falta de oxígeno en el mar? Más de lo que creemos.
Los bajos niveles de oxígeno causan serios problemas en los ecosistemas acuáticos, pero uno de ellos es especialmente relevante para las pesquerías: la hipoxia ralentiza el crecimiento individual de los animales, lo que hace que las nuevas poblaciones estén formadas por criaturas más pequeñas.
En un estudio publicado por PNAS, investigadores de la Universidad Duke analizaron el impacto de la hipoxia en la economía a través del precio del langostino. Para ello examinaron los datos del Golfo de México, que tiene la mayor área de hipoxia estacional del planeta (con un pico en verano) y es uno de los lugares donde más se pesca el camarón marrón del norte.
Supongamos (y sabemos que estamos en lo cierto) que las poblaciones de camarones tienen individuos más pequeños en áreas hipóxicas. Entonces los camarones grandes van a ser más escasos (y por lo tanto, más caros) y los camarones pequeños van a ser más abundantes (más baratos). Como los camarones se venden por tamaño, la hipótesis se convierte en una forma fácil de seguir los efectos de la contaminación en el mar.
Comprobado. Los científicos compararon la hipoxia estacional del Golfo de México con las fluctuaciones del precio de los camarones de 1990 a 2010 y encontraron una fuerte relación entre ambas. Cuando la hipoxia alcanzaba su punto máximo, el precio de los camarones grandes aumentaba (a medida que el precio de los camarones más pequeños se desplomaba).
El hallazgo es un primer paso para convencer a las autoridades de que hace falta actuar con respecto a la hipoxia marina: está afectando a la vida en los océanos, y también a la economía global. [PNAS vía Ars Technica]
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