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A Donald Trump no le ha bastado con eliminar las protecciones impuestas por su antecesor, Barack Obama, en la lucha contra los efectos del cambio climático. Este jueves, el mandatario republicano firmó una nueva orden ejecutiva que permite levantar el veto a las explotaciones de energías contaminantes en terrenos federales declarados como monumento nacional. Esta clasificación impedía hasta ahora que empresas privadas hagan perforaciones al considerar que los territorios protegidos para su conservación.
“Puede que a nadie le guste lo que haga pero yo sé que estoy haciendo lo correcto”, dijo Trump durante la ceremonia en el Departamento de Interior, en Washington. El presidente defendió que su medida, a la que se sumará este viernes un nuevo decreto para abrir las costas a las perforaciones petrolíferas, “devuelve a los ciudadanos el poder” sobre terrenos federales y “pone fin al abuso” por parte del Gobierno.
Los defensores del medioambiente, sin embargo, consideran que el decreto supone un grave retroceso en las protecciones ambientales aprobadas por sus tres antecesores, Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton. Trump actúa demás en contra del objetivo establecido en 1906 por el presidente Teddy Roosevelt, el primero en designar un territorio como monumento nacional para su conservación. Este miércoles, el republicano firmó su orden ejecutiva sentado precisamente debajo de un retrato de Roosevelt en el Departamento de Interior.
La decisión de Trump abre las puertas a reconsiderar la extensión de los terrenos protegidos en más de una veintena de monumentos, entre los que están incluidos desde el Gran Cañón hasta el dedicado a la base de Pearl Harbor en Hawai. El presidente Obama inició una ofensiva durante sus ocho años en la Casa Blanca para ampliar este tipo de protecciones más allá de lo que había hecho ninguno de sus antecesores.
A falta de una legislación federal que limitara las extracciones de energías fósiles, el mandatario optó por incrementar los terrenos amparados para su conservación. Este miércoles, Trump ha criticado lo que considera un “derroche de regulaciones” y ha recordado que ese territorio —de más de 100 millones de hectáreas— terminó siendo más grande que el Estado de Texas, el segundo más extenso del país solo por detrás de Alaska.
Trump declaró durante la campaña electoral que estaba a favor de las protecciones para que los terrenos “sigan siendo maravillosos” y evitar que las exploraciones energéticas los transformen para siempre. Sin embargo, al llegar a la Casa Blanca ha cedido ante las presiones del Partido Republicano, cuyo ala más conservadora aboga a favor de que sean los Estados y no el Gobierno federal quienes decidan cómo regular sus territorios.
Además de la orden dedicada a los terrenos federales firmada este miércoles, se espera que el próximo viernes el presidente apruebe una similar para abrir zonas costeras a las perforaciones petrolíferas en aguas protegidas tanto del Atlántico como del Ártico. Trump desharía así la moratoria impuesta por Obama y que prohibía las extracciones en esta región hasta 2022.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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