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Al oeste de los Estados Unidos, los bomberos reciben la temporada de verano con una predicción proverbial: “Si fue un invierno seco, todos los árboles resecos se quemarán como antorchas; si fue un invierno húmedo, todas esas nuevas hierbas alimentarán el fuego rápidamente”.
Después de un invierno que dejó grandes cantidades de nieve en las montañas y empapó la mayoría de los valles de California, no es ninguna sorpresa de que la hierba esté alimentando un comienzo rápido de la temporada de incendios del estado. Más de 16,000 hectáreas se quemaron antes del 3 de junio, la mayoría de ellas en el centro y sur de California.
“Esa cifra es alarmante, es más de lo que se quemó el año pasado”, dijo Scott McLean, portavoz del Departamento Estatal de Silvicultura y Protección contra Incendios, conocido como Cal Fire. “Todo el mundo está emocionado porque la sequía está por terminar, pero toda esa humedad mejora la cosecha del pasto. Es más denso y más alto, y prende fuego muy fácilmente “, dijo.
“Podemos buscar alivio en las colinas”, dijeron funcionarios federales. Las lluvias que alimentan los valles, cayeron como nieve en las elevaciones más altas. El resultado es un lento inicio de la temporada de incendios en Sierra Nevada, gestionada en su mayoría por el Servicio Forestal de Estados Unidos; sólo 2,576 acres de tierras federales se quemaron el 3 de junio. Para el 7 de junio del año pasado, casi 13,000 acres se habían quemado. La humedad debe retrasar y acortar la temporada en Sierra Nevada, según el Centro Interagencial Nacional de Incendios (NIFC) en Boise, Idaho.
Un invierno húmedo también puede ofrecer una oportunidad para lidiar con el problema de la sequía de cinco años en California: 102 millones de árboles muertos. A pesar del debate científico, la mayoría de los funcionarios los consideran un peligro. La herramienta que se está probando para reducir el potencial de futuros incendios incontrolados es, irónicamente, el fuego.
Las áreas de peligro no se limitan a los condados de Kern, Riverside y San Diego, que ya han experimentado incendios este año. También se incluyen las colinas de baja elevación que separan la costa central y sur de California de los valles Central y San Joaquín. Estas áreas han pasado de un patrón de llamas estacionales, que ocurren entre la primavera y el otoño, a temporadas que duran todo el año, dijo McLean.
El NIFC predice una actividad de incendios por encima de lo normal al este de la cresta de la Sierra en el condado de Lassen y en todo el noroeste de Nevada. Al igual que las montañas Cascade y Sierra Nevada, esta zona generalmente árida experimentó un invierno inusualmente húmedo, lo que estimuló el crecimiento de enebro, salvia y otros arbustos conocidos como Great Basin.
Eso está creando lo que los funcionarios federales llaman una “cosecha robusta de combustible fino”. Mientras cura, la amenaza de incendios forestales aumenta. “Una vez que las temperaturas del verano golpean, esa vegetación se secará rápidamente, causando un alto peligro de incendio”, dijo Jennifer Smith, portavoz del NIFC.
Para agosto, los mapas interinstitucionales para la actividad de los bomberos en California muestran sólo otra área de preocupación: las montañas de altura media a lo largo de la costa norte y al este, incluyendo los condados de Mendocino, Sonoma y Lake. En 2015, uno de los fuegos más destructivos del estado recorrió esta área, arrasando con 76,067 acres. Cobró cuatro vidas y destruyó 1,955 estructuras.
La topografía de esta región, combinada con el aumento de la densidad de población, la convierten en uno de los puntos más propensos del estado para 2017, dijo McLean.
Con este invierno lluvioso dejando gran parte de los bosques de Sierra Nevada húmedos sin amenaza inmediata de incendio, los funcionarios y los científicos están anticipando un incendio catastrófico en el futuro. A una altura de 1,370-1,830 metros, en la sierra Central, se encuentran esos millones de árboles muertos. Es sólo cuestión de tiempo que un rayo convierta estos bosques en infiernos, dicen los científicos.
Este verano ofrece una oportunidad para usar el fuego como una herramienta para reducir la amenaza futura, dijo Craig Thomas, director de conservación de Sierra Forest Legacy, una organización dedicada a proteger los bosques de Sierra y las comunidades. Al programar los incendios en áreas llenas de árboles muertos, éstos consumirían el combustible de una manera más controloda, monitoreando el tiempo y la extensión, dijo.
A pesar de las predicciones de este año para la Sierra, los científicos están casi seguros de que California y Occidente pueden esperar un aumento en la actividad de incendios en áreas boscosas y no boscosas. Según funcionarios del servicio forestal, para el 2050, se duplicará la superficie anual que se quemó durante los últimos 30 años. A nivel nacional, el doble de acres ya se había quemado antes del 7 de junio. Masivos incendios de pastizales habían afectado a los estados de Oklahoma y Kansas, seguidos de Florida y Georgia.
Los científicos atribuyen todo esto al calentamiento inducido por el ser humano, que es secar la vegetación, elevar los niveles de nieve y hacer que la nieve se derrita a principios de la temporada.
Todo es parte de una tendencia global, según un estudio publicado en Nature Communications. Entre 1979 y 2013, los aumentos en la temperatura y las velocidades del viento se combinaron con un mayor número de días sin lluvia para alargar las temporadas de incendios en todo el mundo en casi un 20%.
Este artículo apareció en Water Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre el océano puedes suscribirte a la lista de correos de Water Deeply.
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