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El municipio de Atiquizaya, en El Salvador, se conoce como el “lugar de manantiales” y es porque ahí abundan las fuentes de agua templada, veintisiete en total.
En ese hermoso lugar no solo rebosan los cuerpos acuíferos, también se encuentra un grupo sobresaliente de activistas salvadoreños dispuestos a cuidar de esos manantiales y hacerle frente a la crisis climática.
La Asociación Pokomames por el Medio Ambiente (APOKAM) se fundó un 10 de noviembre del 2009 y su misión es promover esfuerzos orientados al desarrollo humano y a la preservación del medio ambiente. Ellos quieren “construir una sociedad unida y sustentable” y lo están logrando porque impulsan la participación en el estudio y análisis de los problemas y necesidades de la comunidad.
Desde hace 10 años cuentan con el Programa de Becas para niños y jóvenes, bajo la dirección ejecutiva y voluntaria de Yohalmo Cabrera, patrocinado por la Fundación Alemana del Proyecto Padrinos para Atiquizaya (PPA). El proceso de apadrinamiento para el PPA consta de donativos de fondos anuales para transporte y alimentación de los becados que son jóvenes de escasos recursos de la zona sur del municipio.
Aparte del programa de becas, la asociación cuenta con el proyecto de Hermanamientos Escolares, el cual consta de un intercambio cultural entre estudiantes y líderes ambientales de El Salvador, con organizaciones ambientales y escuelas de Berlín, Alemania.
Otro de los objetivos de APOKAM es promover, organizar e impulsar acciones dirigidas a la protección, conservación y recuperación del medio ambiente. Es por eso que se imparten cursos de organización y concientización ciudadana, como el de Ecología Política, para difundir el conocimiento de los deberes y derechos civiles y políticos. Estos cursos forman parte de la Organización y Capacitación de Líderes Comunales, en donde participan los jefes de cantones, caseríos y jóvenes del municipio.
También han logrado desarrollar una campaña permanente de reforestación y proyectos ambientalistas como el de Biogás, de Patios Verdes y de Compostera. Esto gracias al Grupo Ecológico Incas, formado por estudiantes becados y otros voluntarios de la asociación.
Su arduo trabajo se refleja en la cara de cada niño, niña y joven que tiene la oportunidad de estudiar y de conocer cómo puede cuidar su hogar, el planeta Tierra. Se revela en el verde de los patios de los cantones y la transparencia de sus manantiales. Se muestra en la solidaridad de los grupos, comités y voluntarios que hacen posibles las campañas y programas de la asociación; todo por “un futuro adorable”.
Para APOKAM “el activista no es quien dice que el río está sucio, el activista es quien limpia el río”.
Puedes conocer más de su trabajo en su fanpage de Facebook.
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