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Visto desde el aire, los ríos fangosos serpentean a través de colinas cubiertas de bosques que se extienden hasta el horizonte en la provincia meridional en Colombia, que durante décadas fueron cubiertas rebeldes y un epicentro de la guerra civil. Un acuerdo de paz firmado en el 2016 entre el gobierno y los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) terminó medio siglo de conflicto.
Pero ahora una nueva batalla está en marcha: preservar los bosques de Colombia que están bajo amenaza de los agricultores que buscan tierras de pastoreo y las bandas criminales de tala de árboles para la minería de oro ilegal. Colombia es el hogar de una franja de bosque lluvioso aproximadamente del tamaño de Alemania e Inglaterra combinados, por lo que está realizando grandes esfuerzos para detener la pérdida de bosques asignando a los ex-combatientes la tarea de reforestar.
Cuando los bosques se degradan o destruyen, el carbono almacenado en los árboles es liberado a la atmósfera, con la deforestación representando del 10 al 15 por ciento de las emisiones de carbono en todo el mundo.
“Con la paz y con la perspectiva de que las FARC entreguen sus armas, los agricultores existentes son … más ofensivos en sus planteamientos, son más audaces expandiéndose y participando en prácticas que no son sostenibles”, dijo Vidar Helgesen, ministro de Medio Ambiente de Noruega, esta semana en una visita a Colombia para lanzar un nuevo programa de conservación forestal en cooperación Noruega-Colombia.
Noruega ha destinado alrededor de 3.5 millones de dólares al proyecto que espera frenar la deforestación ofreciendo empleos remunerados a ex-combatientes y comunidades de las FARC para salvaguardar los bosques.
“Esperamos que este proyecto pueda ser el camino para más actividades por las cuales la paz viene con dividendos verdes“, dijo Helgesen.
Alrededor de 1,100 ex combatientes de las FARC, así como los aldeanos de la región de Caquetá, recibirán capacitación sobre cómo rastrear y reportar la tala ilegal, junto con métodos de agricultura sostenible y proyectos de ecoturismo, una forma de ayudarlos a integrarse nuevamente en la sociedad civil. Algunos puestos de trabajo se ofrecerán como guardianes forestales en parques nacionales, otros en agencias locales de medio ambiente gubernamental.
“La reintegración es muy importante para el regreso a la vida civil y al dar oportunidades económicas hay una mayor posibilidad de que el proceso de reconciliación tendrá éxito”, dijo Helgesen.
Joshua Mitrotti, director de la agencia de reintegración de Colombia, dijo que integrar a miles de ex-guerrilleros en la sociedad requiere acceso a educación y capacitación, ya empresas y comunidades rurales que estén dispuestas a darles una segunda oportunidad.
“Este programa es la primera iniciativa que combina la protección del medio ambiente con la reincorporación… mientras protege la tierra y crea generación de ingresos”, dijo Mitrotti.
Al proporcionar capacitación y empleo, los rebeldes tienen menos probabilidades de recoger un arma nuevamente y unirse a otros grupos delictivos.
“Se trata de crear oportunidades para quitar el incentivo para formar parte de otro grupo (criminal)”, dijo Visnes, director de NRC de América Latina.
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