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La Agencia Internacional de la Energía (AIE) informa que las tecnologías de energía limpia no están descarbonizando los sistemas energéticos mundiales lo suficientemente rápido como para cumplir los objetivos del Acuerdo de París (limitando el calentamiento a una trayectoria compatible con 2°C en 2025). Pero el mundo todavía puede descarbonizarse, si los gobiernos mantienen fuertes políticas.
El informe anual del “Seguimiento del Progreso de la Energía Limpia” de la AIE destaca las tecnologías que están en camino para cumplir con los objetivos, las que están mejorando pero necesitan más esfuerzo y aquellas que están totalmente fuera del trayecto. Su evaluación abarca tanto el desarrollo de la tecnología como la política de despliegue. En la práctica, es más útil separar estos dos, ya que las tecnologías costosas o no probadas no pueden desplegarse y, por lo tanto, requieren una mayor investigación y desarrollo, mientras que muchas tecnologías que ya son rentables.
Debido a que el tiempo es esencial para reducir el cambio climático, comenzar lo más pronto posible hace que las acciones subsiguientes resulten más baratas y más fáciles. Por eso es importante tomar tecnologías que estén ya listas o que ya les falte poco, para acelerarlas. Por lo tanto, la AIE puede ayudar a los gobiernos a decidir por las tecnologías que pueden ayudar a asegurar un futuro de clima seguro al menor costo.
El informe concluye que sólo 3 de las 26 tecnologías están por alcanzar una transición energética sostenible: energía eólica y solar fotovoltaica (PV), vehículos eléctricos (EV) y almacenamiento de energía. Estas tecnologías están aumentando rápidamente a medida que sus costos disminuyen y se están convirtiendo rápidamente en soluciones convencionales de bajas emisiones de carbono.
Según la AIE, las energías renovables representaron más de la mitad de las nuevas adiciones de capacidad global en 2016. Se prevé que la energía solar fotovoltaica y el viento en tierra crecerán 2.6 veces y 1.7 veces entre 2016-2020. Más de 760,000 vehículos eléctricos fueron vendidos en 2016, empujando el total global a 2 millones. La capacidad de almacenamiento de energía instalada alcanzó los 930 megavatios (MW) en 2016, con un crecimiento interanual de más del 60% en el caso del almacenamiento hidráulico no bombeado.
India pretende recaudar $1 billón para inversiones en energía solar. China ya ha invertido $360 mil millones en energías renovables y el Banco Europeo de Inversiones ha prometido 20 mil millones de euros anuales para la energía limpia. China y la Unión Europea publicaron un manifiesto donde reiteran que la energía limpia es como “un pilar fundamental de su asociación bilateral”. Sin embargo, las tecnologías importantes no están obteniendo las reducciones de precios requeridas o la escala de las instalaciones necesarias.
Según el informe, 8 de 26 tecnologías están significativamente fuera del trayecto y requieren un enfoque renovado de la política para cumplir con los objetivos. La AIE cita el 40% de carbón generado mundialmente y la necesidad de reducir las emisiones en un 3% anual hasta 2025 para un futuro energético sostenible.
Las empresas de servicios públicos estadounidenses siguen anunciando los retiros de carbón debido a la economía. India no necesitará nueva generación de carbón por lo menos en una década y China canceló 103 plantas de carbón a principios de este año. “El carbón ha terminado”, dijo recientemente un funcionario del gobierno chino en el New York Times.
Incluso la captura y almacenamiento de carbono, largamente aclamado como un salvador del carbón, se ha estancado. La AIE atribuye esto a una “falta de nuevas decisiones de inversión”, pero es más probable que las realidades económicas estén impulsando decisiones. Con base en la investigación de Energy Innovation considera que la captura y almacenamiento de carbono es ya dos a tres veces más caro que la energía eólica o la solar fotovoltaica y siempre necesitará un financiamiento significativo. El carbón ha entrado en un declive irreversible y se acelerará a medida que las redes se vuelvan más flexibles a través de la expansión del almacenamiento y demanda de energía.
Los políticos deberían redoblar la apuesta por la eficiencia energética. El informe sostiene que casi dos tercios de todos los países todavía no tienen códigos de construcción y casi dos tercios de todo el equipo que consume energía todavía no está cubierto por estándares eficaces. En la actualidad esto ocupa un tercio de todo el uso de energía a nivel mundial y esto solo aumentará a medida que se incrementen los ingresos y las ciudades crezcan. Es por eso que los políticos responsables deben renovar su enfoque de eficiencia energética.
Los códigos de construcción bien diseñados y debidamente aplicados, son la única política demostrada que proporciona una eficiencia prolongada. La clave aquí es la mejora continua de los estándares a lo largo del tiempo. Que se empiece con un objetivo fuerte, luego que los requisitos se vuelvan más exigentes y así inspirar nuevas tecnologías y nuevas prácticas.
Un total de 53 países mencionan la eficiencia energética en sus contribuciones de determinación nacional del Acuerdo de París y 38 se refieren específicamente a los códigos energéticos de construcción, entre ellos, China, Japón, Afganistán y Arabia Saudita.
Uno de los elementos más frustrantes de los debates sobre las soluciones climáticas es el favoritismo que ofrecen las distintas tecnologías (o políticas). Pero este enfoque falla en las pruebas económicas básicas de costo-efectividad y en el requisito ambiental de velocidad y escala. El informe de la AIE es útil, pero no intenta capturar la velocidad y el potencial de escala, ni los límites económicos o aceleradores, por lo que crea una falsa equivalencia entre las tecnologías.
La cuestión es efectuar lo que funciona y rápido para reducir costos, crear aprendizaje institucional y construir una nueva condición política. Al mismo tiempo, trabajar duro para introducir una lista adicional de opciones competitivas: cemento de bajo contenido en carbono, biocombustibles, respuesta a la demanda, etc.
Hay que invertir en tecnología de desarrollo porque no queda mucho tiempo y se necesita tecnología competitiva para realmente lograr un cambio.
Este texto apareció originalmente en Forbes, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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