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Costa Rica tiene planes ambiciosos e innovadores en su trayectoria de conciliar su desarrollo económico y social con el medio ambiente. Hace una década el país anunciaba que sería neutral en carbono para 2021. Ahora anuncia otra meta para los próximos cuatro años: ser el primer país del mundo con una estrategia nacional integral para eliminar los plásticos de un solo uso.
Si bien el país ha sido un ejemplo para el mundo al revertir la deforestación y duplicar su cobertura forestal de un 26% en 1984 a más de un 52% este año, hoy en día un 20% de las 4,000 toneladas de residuos sólidos que se producen diariamente no se recolectan y acaban siendo parte del paisaje de ríos y playas costarricenses.
Esta realidad no solamente afecta a Costa Rica, sino al mundo entero. Se estima que de seguir los patrones de consumo actuales, para el 2050 habrá más plástico en nuestros océanos que peces. Por tal razón han iniciado el camino para convertir a Costa Rica en una zona libre de plástico de un solo uso.
Así es como el pasado 5 de junio, Día del Ambiente, el país oficializó la Estrategia Nacional para sustituir el consumo de este tipo de plástico por alternativas renovables y compostables marinos: que se deben biodegradar en un tiempo no mayor a seis meses aún en ambiente marino.
El plástico de un solo uso es el que se utiliza por muy poco tiempo, pero dura cientos de años en degradarse; son ejemplo de estos productos: las bolsas que dan en los comercios, pajillas plásticas y removedores de café, envases y vajillas.
Ser un país libre de plásticos de un solo uso es la consigna y la meta. Para propiciar los cambios se requiere que todos los actores sociales, económicos y gubernamentales se comprometan a garantizar acciones para sustituir el plástico de un solo uso por medio de cinco acciones estratégicas: incentivos municipales, políticas y directrices institucionales a los proveedores; sustitución de productos de plástico de un solo uso; investigación y desarrollo; e inversión en proyectos productivos. Se requiere además el liderazgo y la inclusión de todos: mujeres, hombres, niños y niñas.
La iniciativa liderada por el Gobierno de Costa Rica, mediante la coordinación del Ministerio de Ambiente y Energía y el Ministerio de Salud, ha tenido el apoyo técnico y financiero del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ha contado con el soporte de gobiernos locales, sociedad civil y diversos grupos del sector privado.
Pero más allá del apoyo nominal, se han impulsado mecanismos para que las personas, las empresas e instituciones puedan sumarse a la estrategia, mediante el registro de sus compromisos, acciones voluntarias y reportes de avance.
Asimismo, deben seguir avanzando hacia sistemas de producción y consumo sostenibles, pero que también generen desarrollo para las comunidades y que no causen contaminación de agua, que cuiden de la salud de las personas, que aseguren salarios justos, que no discriminen entre hombres y mujeres y que no destruyan bosques ni humedales.
Tal y como lo plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es responsabilidad de todos los sectores y personas asegurar el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental, sin dejar a nadie atrás. Esto es fundamental considerando que las mujeres y niñas son las primeras en sufrir los efectos de los desastres y exclusión.
Frente a estos nuevos desafíos sociales, climáticos y ambientales, como lo es el manejo de los residuos sólidos y sus impactos en las personas, los funcionarios creen que estas experiencias, desde un país pequeño, pueden convertirse en fuente de inspiración y compromiso para el resto del mundo.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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