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Los meteorólogos están de acuerdo en que la semana pasada, la época de mucho calor que se apodera de Europa no es común. Las personas que buscan alivio del calor en países como Francia, España e Italia han llamado a este fenómeno “Lucifer”.
Las olas de calor elevaron las temperaturas a niveles récord durante varios días, provocaron al menos dos muertes y varios incendios forestales.
Las altas temperaturas de este verano también se han sentido en los Estados Unidos, específicamente en el noroeste del Pacífico, llegando hasta 40°C en Seattle, Washington y 42°C en Portland, Oregón. En partes de Asia, como Pakistán, el clima abrasador ha hecho que la gente lo llegue a llamar el infierno en la tierra.
Los expertos dicen que todo es parte de una tendencia: los veranos son cada vez más calientes.
El aumento de las temperaturas en los últimos días, regularmente a 38°C, ha ocasionado una sequía a nivel nacional dejando los ríos secos e incendiando el paisaje.
Los agricultores están lamentando más de mil millones de dólares en ingresos perdidos por la sequía y los campos consumidos por el fuego. Los bomberos están ocupados. Los paquetes de chicle se están derritiendo en sus envolturas.
En Roma, la ola de calor ha coincidido con una fusión de servicios públicos, incluido el transporte público. Los residentes más viejos de la ciudad se juntan en la estrecha sombra de las señales de parada de autobús, en el cual tienen que esperar más de lo normal porque van atrasados o están fuera de servicio. En los tranvías sin aire acondicionado, las mujeres se abanicaban a sí mismas y a los niños, manchados de sudor.
(En Italia, el aire acondicionado es visto, incluso por los médicos en las oficinas sin aire acondicionado, como una fuerza malévola, antinatural responsable de cuellos rígidos, dolencias respiratorias y cualquier otra cosa no fácilmente diagnosticable. Los conductores de taxi se niegan a encenderlo como un servicio de salud pública.)
En Rumania, dos personas murieron a causa del calor: un hombre de 45 años que trabaja en un campo en la parte noreste del país y un hombre de 60 años a lo largo de la costa del Mar Negro. En Bucarest, el gobierno advirtió a la gente que se quedara en su casa o trabajo durante las horas más calurosas.
Los camiones y el tráfico pesado fueron ordenados fuera de las autopistas principales durante el fin de semana. Los trenes también habían estado funcionando más lentamente que lo usual debido al calor.
En Serbia meridional, el calor fue tan fuerte que algunas vías de tren se deformaron y el servicio tuvo que ser suspendido. Grupos de derechos de los animales en la capital de Serbia, Belgrado, instaron a los ciudadanos a colocar platos de agua fuera de sus edificios y en parques para perros callejeros. El instituto de salud pública ofreció simples instrucciones para soportar el calor: mantener toallas húmedas en las ventanas, evitar el esfuerzo físico y el alcohol.
En Eslovenia, la estación de esquí de Vogel sintió su primera “noche tropical”, marcando la primera vez a esa altitud (1,500 metros) que las temperaturas de la noche a la mañana no descendían por debajo 20°C.
Alrededor de la mitad de España fue sometida a una alerta de emergencia durante el fin de semana debido a la ola de calor, ya que los pronósticos indicaban temperaturas de hasta 44°C.
En la ciudad de Córdoba, la temperatura alcanzó casi 45°C el viernes por la tarde. Sin embargo, no se informó ningún incidente ya que las temperaturas son ligeramente más suaves que las experimentadas a mediados de julio, cuando la temperatura alcanzó un récord de casi 47°C.
La ola de calor que afectó el sureste de Francia a lo largo de la semana aumentó los niveles de contaminación. Las autoridades también emitieron advertencias de seguridad sobre la hidratación adecuada, ya que miles de turistas entrantes y salientes obstruyeron los caminos de la región.
El proveedor nacional de electricidad de Francia anunció que el consumo de energía en la isla había alcanzado un nivel récord. En Puget-Théniers, un pueblo a unos 25 kilómetros al noroeste de Niza, se registró un máximo histórico de 40°C. En varias zonas del departamento vecino de Alpes de Haute-Provence, las autoridades locales prohibieron regar las tierras o llenar piscinas entre las 11 y las 6 de la mañana.
Incendios también se hicieron presentes en Portugal y Grecia, dejando solo devastación a su paso. En Polonia, fue al revés, granizo del tamaño de pelotas de tenis golpearon a docenas de personas en el país.
En Londres, Alemania y Rusia, el clima se mantiene templado y con lluvias constantes.
Este texto apareció originalmente en The New York Times, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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