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97% de las investigaciones científicas publicadas sobre el cambio climático concluyen que es real, y que es problemático para el planeta y que ha sido exacerbado por la actividad humana.
Pero, ¿qué pasa con ese 3% de los documentos que llegan a conclusiones contrarias? Algunos escépticos han sugerido que los autores de los estudios que indican que el cambio climático no es real, están valientemente defendiendo la verdad, como pensadores inconformes del pasado.
No obstante, según una revisión publicada en la revista Theoretical and Applied Climatology, investigadores intentaron replicar los resultados de ese 3% y encontraron resultados sesgados y defectuosos.
Katharine Hayhoe, científica atmosférica de la Universidad Tecnológica de Texas (EE. UU.), trabajó con un equipo de investigadores para examinar los 38 artículos publicados en revistas revisadas por compañeros científicos en la última década que negaban el calentamiento global antropogénico.
“Cada uno de los análisis tuvo un error (en sus supuestos, metodología o análisis) que cuando se corrigió, los resultados llegaron a un consenso científico”, escribió Hayhoe en un post de Facebook.
Uno de los coautores, Rasmus Benestad, científico atmosférico en el Instituto Meteorológico de Noruega, construyó el programa usando el lenguaje de computadora R para replicar cada uno de los resultados de los análisis y tratar de entender cómo llegaron a sus conclusiones. El programa de Benestad encontró que ninguno tenía resultados que pudieran ser replicados, al menos no con la ciencia generalmente aceptada.
En general, hubo tres errores principales en los documentos negando el cambio climático. Muchos habían escogido los resultados que apoyaban su conclusión, ignorando otros contextos o registros. Luego hubo algunos que aplicaron un “ajuste de curvas” inapropiado, en el cual se alejarían cada vez más de los datos hasta que los puntos coincidieran con la curva de su elección. También a veces simplemente ignoraban la física por completo.
“En muchos casos, las deficiencias se deben a una evaluación del modelo insuficiente, dando lugar a resultados que no son universalmente válidos, sino más bien un artefacto de una configuración experimental particular”, escriben los autores. La buena ciencia es objetiva, no le importa lo que alguien quiera que sean las respuestas.
La revisión sirve como una respuesta a la acusación de que la opinión minoritaria sobre el cambio climático ha sido constantemente suprimida, escribió Hayhoe. “Es mucho más fácil para alguien afirmar que han sido suprimidos que admitir que tal vez no pueden encontrar la evidencia científica para apoyar su ideología política… No fueron suprimidos”.
En efecto, la revisión plantea la cuestión de cómo estos documentos llegaron a publicarse en primer lugar, cuando se utilizó metodología defectuosa y que el riguroso proceso de revisión por otros científicos está diseñado para eliminar este tipo de documentos.
En un artículo para The Guardian, uno de los investigadores, Dana Nuccitelli señala otro error en los papeles que niegan el cambio climático:
“No existe una teoría alternativa consistente y coherente al calentamiento global causado por el hombre”, escribe. “Algunos culpan al calentamiento global por el sol, otros por los ciclos orbitales de otros planetas, otros por los ciclos oceánicos, etc. Hay un consenso de los expertos del 97% sobre una teoría cohesiva que está apoyada por la evidencia científica, pero el 2% – 3% de los documentos que rechazan ese consenso se contradicen”.
El ejemplo de Galileo es instructivo, señala Nuccitelli. El “padre de la ciencia observacional” defendió el modelo astronómico de que la Tierra y otros planetas de nuestro sistema solar giran alrededor del Sol (una visión que finalmente fue aceptada casi universalmente como la verdad).
“Si alguno de los opositores fuera un ‘Galileo de hoy en día’, presentaría una teoría que es apoyada por la evidencia científica y que no se basa en errores metodológicos”, escribe. “Una teoría tan sólida convencería a los expertos científicos, y un consenso empezaría a formarse”.
Este texto apareció originalmente en Quartz, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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