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Desde la semana pasada, la lluvia ha ayudado a ponerle fin a los incendios que ardían al norte de California (Estados Unidos). Sin embargo, la lluvia reciente y la precipitación que vendrá en los próximos meses, traerá impactos ambientales considerables; especialmente a las vías fluviales y a las plantas de tratamiento de agua.
Más de 245,000 acres ardieron durante la temporada de incendios más desastrosa de California, convirtiendo alrededor de 8,400 estructuras en montones de cenizas y 42 víctimas. Ahora, numerosas agencias, organizaciones sin fines de lucro y voluntarios están colaborando para evaluar el alcance y la intensidad del daño e identificar las áreas más vulnerables a la erosión posterior al incendio.
“Nos preocupan los deslizamientos de tierra, los flujos de escombros y la escorrentía cargada de cenizas”, dijo Jay Jasperse, ingeniero jefe y director de gestión de aguas subterráneas de la Agencia del Agua del Condado de Sonoma.
“En algunas de estas áreas, los incendios hicieron lo que se supone que deben hacer”, dijo Brock Dolman, un ecólogo de cuencas hidrográficas del Centro Occidental de Artes y Ecología en el condado de Sonoma. Es decir, los incendios se quemaron a temperaturas relativamente bajas, dejando vivos a los árboles adultos mientras se limpiaba la maleza de los bosques y se rompían las vainas de algunas plantas (adaptadas al fuego), lo que les permitirá germinar. “Así que el próximo año veremos setas y flores silvestres”, agregó Dolman.
De hecho, la mayoría de las tierras quemadas apenas fueron devastadas, de acuerdo con Caitlin Cornwall, directora del programa de investigación del Sonoma Ecology Center.
“Parece que en muchos bosques mixtos los incendios ardieron principalmente en el sotobosque”, dijo Cornwall, cuya organización ayuda a las comunidades a administrar la salud de las tierras silvestres y las cuencas hidrográficas del Valle de Sonoma.
Pero en algunos lugares, los incendios impulsados por fuertes vientos destruyeron casi cualquier vegetación en su camino. Los árboles adultos se quemaron desde las raíces hasta el dosel (o copa), junto con la maleza. Al incinerarse las redes de raíces que ayudan a mantener la tierra unida, el riesgo de deslizamientos de lodo aumentará cuando las lluvias fuertes caigan.
La cuenca de Mark West Creek, uno de los afluentes del desove del salmón Coho más importantes del río Ruso, se vio especialmente afectado cuando el incendio Tubbs barrió las colinas a varios kilómetros al noreste de Santa Rosa, California. Allí, la lluvia podría arrastrar grandes cantidades de escombros a los arroyos y sofocar las capas de grava donde el salmón deposita y fertiliza sus huevos cada invierno.
Matt St. John, funcionario ejecutivo de la Junta Regional de Control de Calidad del Agua de la Costa Norte dijo que la erosión del suelo no solo afecta los lechos de los ríos.
“Especialmente cuando contienen cenizas de vegetación quemada, los suelos tienen niveles altos de nutrientes, tanto de nitrógeno como de fósforo”, señaló St. John. “El aumento de la carga de nutrientes en el agua puede causar la proliferación de algas verdeazuladas que producen cianotoxinas”.
Las cenizas que quedaron en algunos barrios de Santa Rosa, contienen restos de pintura, solventes, pesticidas, plásticos y caucho. Los metales pesados y los hidrocarburos representarán amenazas graves y directas para las personas y la vida silvestre en los próximos meses.
“Solo piense en todos los materiales en una casa quemada. Cuando esos contaminantes penetran en las cuencas hidrográficas y desembocan en el océano, se convierte en un evento importante de contaminación”, dijo Richard Halsey, director del California Chaparral Institute (Escondido, California).
Investigaciones han demostrado que el humo de los incendios puede tener un impacto negativo en la química de los océanos y la vida marina cuando llega a alta mar.
Agencias, organizaciones locales y distritos de conservación, están colocando sacos de arena, fardos de paja y cercas junto a los arroyos y bajo las laderas impactadas para controlar la erosión.
St. John dice que su agencia probablemente colocarán sistemas de filtración en pequeñas vías fluviales y crearán pequeños estanques de sedimentación para recolectar desechos más finos. Los barrenderos están trabajando en vías urbanas para recoger cenizas y partículas.
El personal especializado en la limpieza de desechos tóxicos pasará meses examinando lo que quedó de Santa Rosa y otras ciudades, clasificando y separando los desechos que pueden enviarse a vertederos convencionales y materiales peligrosos que deben manejarse con cuidado y eliminarse por medios más elaborados. Las líneas de alcantarillado de cada hogar se cerrarán para evitar que las cenizas y los residuos carbonizados ingresen a las redes de alcantarillado y a los sistemas municipales de tratamiento de agua.
Otro problema es que una gran parte de las áreas silvestres quemadas son de propiedad privada, lo que según Cornwall, dificultará la evaluación del daño. Ella advierte que no es bueno que los dueños dispersen semillas de pasto no nativas en la superficie quemada.
“Queremos estabilizar el suelo pero sin arrojar semillas que se convertirán en el combustible para los incendios del próximo año”, dijo.
Cornwall recomienda que los propietarios que tengan arroyos en sus tierras, que alineen las orillas del río con troncos caídos, sacos de arena o bonote, o fibra de coco y redes. Ella dice que la paja más convencional generalmente contiene semillas de hierbas, generalmente no nativas. Ella sugiere la paja de arroz como una alternativa segura.
En cuanto a la lluvia, Cornwall está ansiosa por verla llegar, pero no toda a la vez.
“Idealmente, tendremos muchas lluvias cortas”, dijo. “Queremos que las semillas germinen y crezcan raíces en el suelo lo más pronto posible para que podamos estabilizar los suelos”.
Este artículo apareció en Water Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre el agua y su impacto en tu vida puedes suscribirte a la lista de correos de Water Deeply.
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