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Los impuestos sobre el carbono son objeto de revuelo y de una discusión interminable en el mundo de la política climática. Y es que el año pasado, un grupo bipartidista que cuenta con varios republicanos prominentes (jubilados) y varias compañías de combustibles fósiles, llamado Climate Leadership Council (CLC), dio a conocer una propuesta de impuesto al carbono.
Aunque no llegó a ningún lado, la propuesta del CLC ha tomado una especie de estatus elevado en Washington, DC (EE. UU.). Ahora se ve como el modelo de cómo debería ser un impuesto bipartidista sobre el carbono, en caso de que se vuelva políticamente viable.
El CLC lanza su propuesta con la premisa de que atraerá a la mayor cantidad posible del público, a través de líneas partidarias. ¿Es eso cierto? ¿Realmente se alinea con las preferencias del público? Probablemente no.
El diseño de un impuesto sobre el carbono requiere responder a dos preguntas centrales de la política. Primero, ¿cuánto dinero debería recaudar? Y segundo, ¿cómo se debe gastar el dinero?
En cuanto al primero, la propuesta de CLC comienza en $40 por tonelada y sube $5 por año. En cuanto a la segunda, los ingresos se destinan a los dividendos, es decir, se distribuye de nuevo a los ciudadanos de manera per cápita. (Para empezar, se trata de un dividendo de aproximadamente $2,000 al año para una familia de cuatro miembros.) Las políticas como esta se llaman “impuestos y dividendos”.
El Programa de Yale sobre Comunicación del Cambio Climático completó recientemente una encuesta, a gran escala, sobre este tema. Los resultados fueron publicados en la revista Environmental Research Letters.
Los investigadores realizaron una serie de preguntas, a una muestra representativa de 1,226 estadounidenses mayores de edad, para determinar dos cosas. Primero, ¿cuánto están dispuestos a pagar los estadounidenses, por año, para luchar contra el cambio climático? Segundo, ¿qué preferirían que el gobierno haga con los ingresos?
Los investigadores le dieron un enfoque interesante y la redactaron así: “Si un impuesto a los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), para ayudar a reducir el calentamiento global, le costara a su hogar una $X más cada año en facturas energéticas, ¿lo apoyaría o se opondría a él?” Los encuestados respondieron con distintas cantidades de dinero.
Para determinar la “voluntad de pago” general (WTP en inglés), los investigadores utilizaron un análisis estadístico y resultó en: “Una WTP media general de $177 por año, con un intervalo de confianza que varía de $101 a $587”.
Si se le da un promedio a las regiones, se traduce en un 14.4% más en las facturas de electricidad. Un impuesto al carbono tan grande generaría alrededor de $ 22,3 mil millones al año en ingresos.
Por supuesto que hay varias consideraciones a tomar en cuenta. Como el hecho de que la opinión pública no determina la política pública de los Estados Unidos. Los donantes, los grupos de interés organizados y tendencias políticas más amplias, determinarán el destino de la política de carbono, no una opinión pública amplia y superficial. Lo bueno es que hay personas dispuestas a pagarlo.
Algunos creen que los dividendos per cápita son la clave para desbloquear la aceptación pública de los impuestos sobre el carbono. Es por eso que es parte de las propuestas del CLC y del grupo ambientalista Citizens’ Climate Lobby (CCL).
En relación a esa idea, los resultados muestran lo siguiente:
Los dividendos per cápita están por debajo del 50% y desarrollar energía limpia está a un 80%. Al parecer, la energía limpia es muy popular, a través de líneas políticas y demográficas; a pesar de la administración actual del país.
David Roberts, del medio Vox, sospecha que el apoyo público a planes como los de CLC sería más elevado si se presentaran como planes audaces y de gran escala para la transición a la energía limpia, con los impuestos sobre el carbono como una característica secundaria (un mecanismo de financiación) y no como el aspecto más importante.
Roberts señala que las personas, al momento de idealizar un futuro, ellas razonan que se deben tomar medidas activas para lograrlo (invertir el dinero, desarrollar la tecnología y construir la infraestructura). No sólo que se impongan impuestos y esperar lo mejor. Al igual que, las personas quieren una visión inspiradora y positiva para alcanzar.
Este texto apareció originalmente en Vox, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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