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Después de 30 años de investigación, Graham Edgar llegó a una conclusión:
“Que nunca iba a haber suficiente apoyo financiero para examinar las grandes preguntas sobre los impactos humanos en la vida marina; a una escala que sería relevante para la toma de decisiones”.
Fue entonces que decidió enlistar a varios buceadores.
Edgar, un profesor del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania (Australia), organizó a 250 buceadores por medio del Reef Life Survey, una red mundial de voluntarios capacitados con los estándares necesarios para realizar estudios científicos de los océanos.
Un nuevo estudio, basado en gran medida en los datos recopilados por el Reef Life Survey, no solo habla del posible futuro del océano sino también de la investigación marina.
“Cada vez más, la ciencia ciudadana tendrá un papel que desempeñar”, dijo Edgar, quien señaló que de las 250 personas que han ayudado a recopilar datos en su red de encuestas, alrededor de 70 son las más activas. Es la “única forma viable” de que los investigadores puedan obtener cantidades tan grandes de datos específicos de sitio a pequeña escala, afirma. “Esta investigación no hubiera sido posible sin la ayuda de estos voluntarios dedicados”.
Esa ayuda incluyó la recopilación de observaciones de la abundancia de más de 4,000 especies de “organismos macroscópicos móviles visualmente conspicuos” en 44 países.
Según un documento de 2014 que describe la red de voluntarios y el conjunto de datos que reunieron, los buceadores era científicos o buzos recreativos con al menos 50 inmersiones y generalmente más de 300. Se les entrenó en métodos de estudio e identificación de especies por medio de un curso de capacitación de cuatro a 14 días, que incluyó la comparación de datos con investigadores experimentados después de varias inmersiones de prácticas.
Durante las encuestas, los datos se registraron en una hoja subacuática y luego se transfirieron a formularios de Excel. Las anomalías, como el registro de especies que no se habían observado previamente en un sitio en particular, se verificaron dos veces.
El nuevo estudio, publicado en la revista Science Advances, confirmó los hallazgos previos de que la biodiversidad marina es más alta en los trópicos. Pero también descubrió que el número de animales individuales en un área determinada de arrecifes de coral es bastante constante a medida que uno se mueve a través del océano desde los trópicos hacia los polos. Más cerca de los polos, sin embargo, disminuye el número de peces individuales, reemplazados por un número cada vez mayor de invertebrados, como esponjas, cangrejos y medusas.
“Durante mucho tiempo, los científicos han estado interesados en por qué hay tanta variación latitudinal” en la biodiversidad marina, dijo Edgar, autor principal del nuevo estudio. Pero la forma tradicional de examinar esa variación, ha sido examinar ciertas áreas y agregar las observaciones a un nivel global. Este nuevo estudio es, cree él, la primera encuesta global de diversidad y abundancia; depende de datos a pequeña escala registrados en 2,406 sitios de arrecifes a través de los océanos.
“Hay mucho ruido (interferencia) en los datos a pequeña escala, pero, como en este estudio, cuando comienzas a buscar en escalas más grandes, surgen patrones que no estaban allí en las escalas más pequeñas”, dijo Edgar.
Esos patrones podrían arrojar una luz sobre cómo los factores como la temperatura y el hábitat disponible afectan la variación observada en la biodiversidad. Edgar y su equipo encontraron, por ejemplo, que la cantidad de diferentes especies de peces (o riqueza de especies) correlacionadas con la temperatura y la riqueza de especies de invertebrados grandes se correlacionaba con la disponibilidad de nutrientes. Al igual que la riqueza de peces afectaba la riqueza de invertebrados, más que al revés.
A medida que la temperatura del océano aumenta debido al cambio climático, los peces sensibles a la temperatura expanden su rango hacia los polos. Como resultado, las especies de invertebrados, actualmente en su mayoría en esas aguas pero típicamente menos móviles que los peces, sufrirán. La depredación de los peces es probablemente una de las razones.
El estudio señala que “un posible efecto del calentamiento puede ser la supresión de la diversidad de invertebrados móviles visualmente conspicuos debido a la creciente riqueza, actividad y abundancia de peces depredadores y herbívoros”.
“Los animales oceánicos viven en una red de interacciones y el calentamiento de los océanos la está afectando fuertemente”, dijo Malin Pinsky, profesor de ecología en la Universidad Rutgers (Estados Unidos) que se centra en los impulsores de los cambios en los ecosistemas marinos (no participó en el estudio). “El documento sugiere que los invertebrados móviles son más difíciles de encontrar donde los peces son abundantes y diversos, aunque se necesita más trabajo para comprender por qué ocurre esto”.
Además de la depredación, dice, otras razones para la falta de abundancia podrían ser que los invertebrados son más difíciles de ver cuando hay peces “porque pasan más tiempo ocultándose en arrecifes de coral complejos o porque muchos de los invertebrados en aguas cálidas son más pequeños y no se registran tan bien en estas encuestas”.
De cualquier manera, el estudio resalta investigaciones previas “que apuntan hacia una reorganización dramática de nuestros océanos a medida que los océanos continúan calentándose” y subraya el papel que desempeña la temperatura, según Pinsky.
El estudio encuentra que el papel de la temperatura parece ser principalmente a través de permitir o limitar la existencia de arrecifes de coral en latitudes más cálidas. Eso enfatiza aún más la necesidad de proteger los arrecifes de coral y la amenaza que algunas acciones políticas pueden suponer para ellos, dijo Pinsky.
El informe reconoce que proteger los arrecifes de coral debería ser “un foco principal de los esfuerzos de conservación”, pero también concluye que los invertebrados y otras especies en las regiones polares y templadas, afectadas indirectamente por los descensos de coral, también deben serlo. Y es que los grandes invertebrados, según el estudio, “son quizás más susceptibles a las tendencias de calentamiento de lo que se pensaba”.
“Con el calentamiento global, predecimos que los invertebrados móviles sufrirán una disminución sustancial de la población y la pérdida de especies a escala de sitio”, advierte el estudio. “Dada la extensión geográfica y la magnitud del cambio en curso, las estrategias integradas de conservación transnacionales que abarcan la extensión global de la biodiversidad necesitan ser consideradas con urgencia”.
Este artículo apareció en Oceans Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre los océanos puedes suscribirte a la lista de correos de Oceans Deeply.
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