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Según un nuevo informe, las negociaciones globales que buscan implementar el Acuerdo de París han sido capturadas por intereses corporativos que se benefician de exacerbar el cambio climático.
El informe, co-escrito por Corporate Accountability, revela formas en que las compañías de combustibles fósiles han obtenido acceso a las negociaciones y han manipulado los resultados.
Destaca una serie de ejemplos, incluido el de un negociador para Panamá que también forma parte del consejo de administración de un organismo corporativo que representa a los comerciantes de carbono, como bancos, contaminadores y agentes de bolsa.
También cuestiona el papel de los mayores contaminadores del mundo en el patrocinio de las reuniones a cambio del acceso a eventos de alto nivel.
El informe argumenta que como resultado de la influencia corporativa, los resultados de las negociaciones hasta ahora han sido sesgados para favorecer los intereses de los mayores contaminadores corporativos del mundo sobre los de la mayoría de la población mundial que vive en el mundo en desarrollo. Encuentra que la influencia ha sesgado los resultados en las finanzas, la agricultura y la tecnología.
Esto viene a medida que se aproxima la fecha límite de 2018 para que los países miembros finalicen el libro de reglas que guía la implementación del Acuerdo de París. Ese libro de reglas determinará cómo se monitoreará y aplicará el cumplimiento y cómo el mundo en desarrollo recibirá financiamiento y apoyo.
“Si las partes no llegan a un conjunto de pautas que realmente facilite la transición de la que hemos estado hablando y nos mantiene por debajo de 1.5°C, es posible que nunca tengamos otra oportunidad”, dijo Jesse Bragg de Corporate Accountability.
“Estamos haciendo esto mal. Tenemos a la gente equivocada en la mesa y estamos buscando a las personas equivocadas para que nos aconsejen. Si no corregimos el curso en la COP23, estaremos en problemas. Puedes ver lo que ha sucedido hasta ahora como evidencia de eso”.
La Red de Tecnología Climática de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que asesora sobre cómo desarrollar y transferir tecnología verde al mundo en desarrollo, incluye un miembro de la Asociación Mundial del Carbón, y su junta directiva ha incluido a gerentes de Shell y EDF, uno de los mayores productores de electricidad del mundo.
Un negociador para Panamá es actualmente miembro de la junta de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA), y fue su presidente durante varios años. IETA fue creado por las compañías de combustibles fósiles BP y Rio Tinto, para garantizar que la acción climática causara un “daño económico mínimo”. Actualmente sus miembros incluyen: Chevron, BHP, Dow, Duke Energy, Repsol, Xcel Energy, Veolia y Statoil.
El patrocinio de la reunión COP21 en París (Francia) dio a las compañías de combustibles fósiles acceso al “área de comunicaciones y redes” dentro de las salas donde se llevaban a cabo las negociaciones.
Grandes corporaciones agrícolas como Monsanto, Syngenta y Yara han estado presionando fuertemente en las reuniones de la CMNUCC. Monsanto incluso co-encargó el grupo de trabajo de Agricultura Climáticamente Inteligente del Consejo Empresarial Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (WBCSD).
Este acceso ha influido en los resultados de la CMNUCC, perjudicando el Acuerdo de París de las siguientes maneras:
“Si las reglas están escritas de manera que le den importancia a las disposiciones a favor de la industria, e ignora aquellas a las que la industria se opone, entonces casi que se estaría renegociando el Acuerdo de París”, dijo Bragg. “Están poniendo de primero lo que quieren y por detrás las cosas que los países en desarrollo necesitan”.
En los últimos años, se ha estado desarrollando una política oficial de conflicto de intereses en la CMNUCC.
En Marrakech (Marruecos), en 2016, los movimientos instigados por un grupo que representaba a la mayoría de la población mundial (Like Minded Group of Developing Countries) se vieron frustrados por los Estados Unidos, la Unión Europea y Australia.
La delegación de Australia ha argumentado que “no existe una comprensión clara de lo que es un conflicto de intereses y significa diferentes cosas para diferentes personas” y que las compañías de combustibles fósiles eran “las que proporcionaban las mayores y mejores soluciones”.
Pero en mayo de este año en Bonn (Alemania), el grupo logró que la CMNUCC acordara mejorar la “transparencia”, y las discusiones continuarán en mayo de 2018.
El Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco implementó con éxito una política de conflicto de intereses que ha sido ampliamente reconocida como un ingrediente clave en su éxito.
Corporate Accountability dice que se necesita una política similar para la CMNUCC.
Este texto apareció originalmente en The Guardian, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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