Seattle sin pajillas
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- Traducido por Mónica Morales - Fuente News Deeply - Foto por The San Diego Union-Tribune
En junio, el actor y activista ambiental Adrian Grenier apareció en la Conferencia de Océanos de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos) para promocionar la campaña de la Fundación Lonely Whale contra las pajillas de plástico, de las cuales mil millones se usan cada día en todo el mundo con un número incontable que termina en el mar.
Para luchar contra la contaminación plástica oceánica, “tenemos que comenzar con algo simple, accesible e inspirador para lograr la mayor cantidad de gente posible”, dijo Grenier, el recién nombrado embajador de buena voluntad del Programa Ambiental de Naciones Unidas.
“En lugar de pedirle a la gente que cambie por completo su vida, que comience con algo pequeño, como dejar de usar pajillas de plástico de un solo uso”, agregó.
Pero resulta un desafío cambiar los hábitos arraigados hace mucho tiempo y una cadena de suministro que resulta en el uso de 500 millones de pajillas desechables de plástico al día solo en los Estados Unidos, o la mitad del consumo mundial.
Sin embargo, hay una ciudad que muestra que es posible dejar de usarlas cuando se trata de la contaminación plástica oceánica. A partir del 1 de julio de 2018, Seattle (Estados Unidos) prohibirá el uso de pajillas y cubiertos de plástico desechables en restaurantes, cafeterías y otros negocios de servicio de alimentos; unos 3,100 establecimientos que van desde Starbucks hasta estadios deportivos.
Pero Seattle ya está desechando millones de pajillas de plástico en una colaboración que involucra a la Fundación Lonely Whale, compañías locales de alto perfil, funcionarios municipales y un fabricante de pajillas de papel amigables con el océano. Es un modelo que Lonely Whale planea llevar a al menos 10 ciudades el próximo año.
Tres meses después de su aparición en la conferencia, Grenier viajó al Acuario de Seattle para lanzar un esfuerzo por eliminar al menos 1 millón de pajillas de plástico en la Ciudad Esmeralda durante el mes de septiembre.
Adrian Grenier en una conferencia de prensa el 7 de septiembre de 2017 para dar a conocer la campaña “Strawless in Seattle” de la Fundación Lonely Whale. Foto: Todd Woody
La campaña Strawless in Seattle tuvo como objetivo convencer a la gente de que renunciara a las pajillas de plástico y que los restaurantes, bares y otros negocios dejaran de distribuirlas u ofrecer alternativas sostenibles. En una ciudad apasionada por los deportes, Lonely Whale reclutó a atletas famosos como el mariscal de campo Russell Wilson (Seattle Seahawks) en campañas de redes sociales y registró a 200 restaurantes que operan en lugares como Space Needle, CenturyLink Field, y el Aeropuerto Internacional Seattle-Tacoma.
Cuando el mes terminó, Lonely Whale informó que 2.3 millones de pajillas de plástico de un solo uso habían sido eliminadas en Seattle durante ese período. (La fundación calculó la cifra comparando se uso en los lugares participantes antes de la campaña con el número de pajillas de papel compostables que compraron en septiembre. Otras compañías optaron por repartir pajillas a pedido y rastrearon ese número).
De papel a plástico
Hace cincuenta años, las pajillas de plástico simplemente no eran un problema, ya que casi todas estaban hechas de papel. Es desde 1960 que se usan las pajillas de plástico.
“Las viejas pajillas de papel eran terribles”, dijo David Rhodes, director comercial global del fabricante de pajillas de papel Aardvark, el descendiente corporativo de la compañía fundada por Marvin Stone, quien inventó la pajilla de papel original en 1888. “Antes se empapaban, el agua se filtraba. Cuando aparecieron las plásticas, eran mejores y más baratas. Ambientalmente, eran terribles, aunque en ese entonces nadie estaba pensando en eso”.
Rápidamente dominaron el mercado y los fabricantes de pajillas de papel, incluida la empresa matriz de Aardvark, Precision Products Group, abandonaron el negocio. Entonces, un día, hace una década, el operador de parques marinos SeaWorld se comunicó con la compañía.
“SeaWorld nos dijo que ellos usan pajillas de plástico pero les preocupa que sus ballenas y mamíferos marinos se las coman”, recuerda Rhodes. “Nos preguntaron si consideraríamos traer de vuelta las pajillas de papel”.
Días después, el presidente ejecutivo de Montana Grill, la cadena de restaurantes del magnate de los medios y ambientalista Ted Turner, llamó. También quería reemplazar las pajillas de plástico con papel. Las peticiones seguían llegando: líneas de cruceros, parques temáticos y acuarios querían cambiar al papel por razones medioambientales. Al ver un nicho de mercado, Precision creó una nueva división, Aardvark, para volver al negocio antiguo.
Defectos del plástico compostable
En 2008, la ciudad de Seattle promulgó una ordenanza pionera que prohibía a los restaurantes, cafés y otras empresas vender alimentos en envases desechables de un solo uso y proporcionar a los clientes cubiertos y pajillas no compostables o no reciclables. La prohibición del empaque de poliestireno expandido (espuma de poliestireno) entró en vigencia en 2009. Pero la ordenanza permitía la exención de un año si no se disponía de alternativas adecuadas. La última exención se emitió este año y no se extenderá cuando expire el 30 de junio de 2018.
“Cuando se aprobó la ordenanza, probablemente había entre 25 y 50 productos compostables probados que se encontraban en el mercado de Seattle en ese momento”, dijo Sego Jackson, asesor estratégico para la prevención de residuos y la administración de productos en Seattle Public Utilities. “Ahora hay más de 850 artículos que han sido probados, incluso pajillas”.
Con el tiempo, las pajillas compostables se biodegradarán, pero no puedes tirarlas en el compostador de tu patio trasero. Deben procesarse en una instalación industrial, que no está disponible en todas las ciudades, según expertos de la industria. (Debido a su tamaño y forma, las pajillas de plástico compostables no pueden reciclarse, dijo Jackson). También no se biodegradarán en el océano, una vez en el agua, estarán ahí para siempre.
Es por esto que David Young, vicepresidente de operaciones de los Seattle Seahawks y gerente general del estadio del equipo de fútbol, CenturyLink Field, decidió cambiar el uso de pajillas de plástico compostable a pajillas de papel biodegradables hechas por Aardvark.
Interés medio ambiental
Para Rhodes, el creciente interés en las pajillas de papel de Aardvark coincidió con su creciente conocimiento de la crisis de contaminación del plástico oceánico.
“Yo vivo en una playa en Belice”, dijo. “Y todos los días saco cientos de cosas de plástico de esa playa”.
Para obtener una gran parte de incluso un nicho de mercado, Aardvark tuvo que innovar. Rediseñó el proceso, ya que el papel que se utiliza proviene de madera certificada como cultivada de forma sostenible en un área que abarca tres estados y que rodea la fábrica de la compañía en Indiana. Lo mismo con el adhesivo, “es un pegamento que tú y yo podemos beber. Es casi como la leche”.
“Lo mejor de esto es que durará todo el día en tu bebida, pero luego desaparecerá en 45 días, ya sea que esté en un vertedero o en una playa; simplemente se disuelve”, dijo Rhodes.
Pajillas de papel biodegradables de Aardvark. Foto: Todd Woody
En espera de más cambios
Para Dune Ives, de la Fundación Lonely Whale, no basta con legislar las pajillas de plástico: tiene que haber apoyo público para tales prohibiciones y una disposición para simplemente decir no a las pajillas. También debe existir una opción sustentable viable que las empresas puedan ofrecer a sus clientes.
Queda por ver si las compañías de servicios de alimentos de Seattle finalmente eligen las de papel compostable o las pajillas de plástico compostable. El precio es un factor.
“Una pajilla de plástico estándar podría costar medio centavo, una de plástico compostable podría costar un centavo y una de papel compostable podría valer un centavo y medio”, dijo Rhodes. Estima que el mercado de pajillas de papel compostable en Seattle podría llegar a las 100 millones al año.
Mientras que varias ciudades de California están considerando prohibir las pajillas de plástico, lo que queda por hacer es evitar tales prohibiciones.
“Lo mejor sería que las empresas den a las personas pajillas sólo cuando la soliciten o solo cuando la necesiten”, dijo Jackson. “Realmente se puede reducir el uso único de cualquier tipo de pajilla haciendo eso”.
Una forma de hacerlo es a través de la regulación municipal. El otro es reducir la demanda de pajillas de plástico mediante la sensibilización de un amplio grupo demográfico de los residentes de una ciudad. “Creemos firmemente que el mercado necesita liderar los cambios de política”, dijo Ives. Ya 40 grandes ciudades han contactado a la Fundación Lonely Whale para llevar la campaña sin pajillas a su ciudad.
Las pajillas de papel reutilizables representan actualmente solo el 1% del mercado mundial, según Rhodes. Pero cree que el consumo diario de pajillas de plástico podría reducirse de mil millones a 750 millones en los próximos años al proporcionarlas solo si las piden. Él cree que cambiar a pajillas sustentables podría eliminar otro 25%.
“Lo bueno es que estamos viendo cambios en los comportamientos”, dice. “Eso puede parecerle extraño a un fabricante de pajillas, pero hay que hacerlo por el bien del planeta”.
Este artículo apareció en Oceans Deeply, puedes encontrar el original en inglés aquí. Para más noticias sobre los océanos puedes suscribirte a la lista de correos de Oceans Deeply.