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El 2017 fue un año terriblemente abundante en cataclismos.
Lo cual podría ser una señal de lo que vendrá: los modelos climáticos proyectan que los crecientes niveles de CO2 provocarán tempestades, incendios e inundaciones más violentas.
Afortunadamente, confrontados por el pronóstico cada vez más loco del planeta, los científicos han desarrollado un arsenal de herramientas para observar, comprender y anticipar el clima severo.
Uno de los principales, es el satélite meteorológico GOES-R de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). El acrónimo significa Satélite Ambiental Geoestacionario Operacional.
La “R” al final tiene que ver con una convención de nombres enrevesada: NOAA asigna a cada satélite GOES una letra antes del lanzamiento y un número cuando logra la órbita. Así, en 1975, GOES-A se convirtió en GOES-1 cuando se estacionó a 36,000 kilómetros sobre la Tierra, mientras que GOES-G, que fue destruido en un lanzamiento fallido, nunca recibió un número.
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Para complicar aún más las cosas, GOES-R es el nombre de la última serie de satélites medioambientales de NOAA, así como uno de los satélites de esa serie. El primero, GOES-R, se lanzó con éxito en noviembre de 2016, convirtiéndose así en GOES-16.
El segundo, GOES-S, se programó para lanzarse a bordo de un cohete Atlas V desde la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral. Suponiendo que la nave espacial de 11,500 libras llega a la órbita geoestacionaria de forma segura, se llamará GOES-17.
Estas son las naves espaciales de predicción ambiental más sofisticadas que jamás hayan montado en un cohete en órbita. Controlarán las regiones oriental y occidental de los Estados Unidos y sus océanos contiguos, que abarcan un área que se extiende desde la costa occidental de África hasta los confines orientales de Nueva Zelanda.
Juntos, proporcionarán a los investigadores y meteorólogos datos valiosos sobre los sistemas meteorológicos, incluidas las tormentas violentas, los incendios forestales, los rayos y la densa niebla, casi en tiempo real.
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El resultado: pronósticos más precisos en su aplicación meteorológica, por ejemplo. Modelos climáticos más robustos. Pero más consecuentemente: más advertencia anticipada para la próxima vez que las condiciones locales se vuelvan catastróficas.
El satélite proporcionará esa advertencia con la ayuda de potentes instrumentos como el Advanced Baseline Imager. Su cámara de 70 megapíxeles explorará el planeta a lo largo de 16 canales espectrales sintonizados para detectar señales visibles, infrarrojas y de infrarrojo cercano a cuatro veces la resolución y cinco veces más rápido que el GOES-15.
Digamos que puede simultáneamente tomar una imagen en el hemisferio occidental una vez cada 15 minutos, los Estados Unidos continentales cada cinco minutos y áreas de interés más pequeñas cada 30 segundos. Eso incluye los incendios forestales nacientes, que se muestran más claros en las longitudes de onda infrarrojas.
“Esa mayor resolución le permite ver incendios más pequeños, y la resolución temporal mejorada le permite ver cómo se están desarrollando y hacia dónde se están moviendo”, dijo Pam Sullivan, gerente de proyecto de vuelo de GOES-R.
Y cuando combina los canales visibles con el infrarrojo, también puede ver y rastrear el humo, “lo que le da a la gente una idea de dónde sopla el viento y dónde deben desplegarse los bomberos”.
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También a bordo del GOES-S se encuentra el Geostationary Lightning Mapper, lo que mejorará drásticamente el seguimiento de los sistemas violentos de tormentas. Los estudios han demostrado que los picos en la actividad del rayo pueden predecir la aparición de un clima más severo.
“Hoy, el tiempo promedio de espera para las advertencias de tornado es de entre 10 y 15 minutos”, dijo Tim Walsh, director en funciones del programa de la serie GOES-R. “Con la ayuda del GLM, la esperanza es ver un gran aumento en ese tiempo de entrega, tal vez incluso duplicándolo”.
Estos satélites también mejorarán la detección de niebla alrededor de los aeropuertos, mejorarán la detección de señales de baliza de emergencia, mejorarán la planificación de rutas de aviación e impulsarán la detección de tormentas geomagnéticas que emanan del sol.
Suponiendo que todo vaya bien, todo esto dará a los investigadores, pronosticadores y al público una mejor idea de lo que se viene, desde lo cotidiano hasta lo extremo.
Este texto apareció originalmente en WIRED, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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