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La Royal Dutch Shell describió un escenario en el cual, para 2070, estaríamos utilizando menos petróleo, a medida que los automóviles se vuelvan eléctricos y a medida que se desarrolle una industria de almacenamiento masivo de carbono y el transporte comience a cambiar hacia la dependencia del hidrógeno como un portador de energía.
El escenario, conocido como Sky, fue diseñado para imaginar un mundo que cumpla con los objetivos del Acuerdo Climático de París, logrando mantener el calentamiento del planeta “muy por debajo” de un aumento de 2°C, por encima de los niveles preindustriales. Shell ha dicho que apoya el acuerdo.
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El escenario, que encuentra el mundo en un estado de emisiones netas cero para 2070, se basa en la idea de que “una simple extensión de los esfuerzos actuales, ya sean mandatos de eficiencia, modestos impuestos al carbono o soportes de energía renovable, es insuficiente para la escala de cambio que se requiere”, según el documento de la compañía petrolera.
“Las transformaciones relevantes en los sistemas energéticos y naturales requieren una acción simultánea de política climática y el despliegue de nuevas tecnologías disruptivas a gran escala en entornos de políticas gubernamentales que incentiven fuertemente la inversión y la innovación”.
La compañía también advirtió que Sky es solo un escenario, un posible futuro que depende de muchas suposiciones, no una realidad que definitivamente se logrará.
Shell es una de las compañías petroleras más grandes del mundo, produjo 3.7 millones de barriles de petróleo equivalente por día el año pasado.
Pero las inversiones recientes de la compañía reflejan un ligero cambio de enfoque o, al menos, una cobertura de sus apuestas. En octubre pasado, compró NewMotion, una empresa de carga de vehículos eléctricos.
Shell ahora opera un pequeño número de estaciones que suministran combustible de hidrógeno a vehículos en los Estados Unidos y Europa, y está involucrado en la búsqueda de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono a través de su proyecto Quest en las arenas petrolíferas canadienses y el enorme proyecto Gorgon en Australia.
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La compañía también adquirió la BG Group, una importante compañía de gas natural, como parte de poner mayor énfasis en la producción de gas natural; que libera menos gases de efecto invernadero durante la combustión que el petróleo o el carbón.
La compañía está siendo presionada por algunos accionistas para que hagan más sobre el cambio climático, aunque algunos inversores respaldan el estado actual de la compañía.
“Cada vez que vemos un pronóstico que abarca muchas décadas (en este caso, 2070), puede ser un tema de conversación interesante pero no influye seriamente en las decisiones de los inversores”, dijo Pavel Molchanov, analista de energía de la firma de inversiones Raymond James. “Incluso para los inversores orientados a largo plazo, eso es simplemente un marco de tiempo demasiado distante”.
El director ejecutivo de la Royal Dutch Shell, Ben van Beurden, ha reconocido que “el cambio climático es real” y que “se necesita acción”, pero ha afirmado que el mundo necesitará seguir quemando combustibles fósiles incluso si la energía renovable se logra catapultar.
En noviembre pasado, la compañía dijo que recortaría la huella de carbono de producir (no quemar) sus propios productos derivados del petróleo en un 20% para 2035 y en aproximadamente la mitad para 2050.
Sin embargo, los grupos de accionistas han notado que si Shell aumenta su producción general de combustibles fósiles, entonces socavará algunas de esas ganancias.
En el escenario Sky, el consumo global de petróleo aumentaría hasta 2025 antes de comenzar a disminuir. Comenzaría a caer en el 2030 y caerá por debajo de los niveles actuales en 2040.
“El consumo de combustible de hidrocarburo líquido casi se reduce a la mitad entre 2020 y 2050 y cae un 90% para 2070 en el sector”, según el documento.
“Es sorprendente que una compañía basada en productos básicos de flujo de energía los vea disminuir permanentemente después de 2040”, comentó Peter Fox-Penner, director del Instituto de Energía Sostenible de la Universidad de Boston.
Otros cambios son igual de masivos. La energía nuclear se triplicaría, el uso total de la electricidad se multiplicaría por cinco y el mundo estaría equipado con 10,000 instalaciones de captura y almacenamiento de carbono (CCS).
“La dependencia de CCS se destaca en Sky, y lo que me sorprendió fue el rápido declive del gas natural después de 2040”, dijo Morgan Bazilian, profesor de la Escuela de Minas de Colorado, que estudia energía y combustibles fósiles.
“La mayoría de las tendencias que describe Shell, con la notable excepción de la captura de carbono, ya son comercialmente viables. Algunos están en uso generalizado, mientras que otros (por ejemplo, el hidrógeno en el transporte) se encuentran en las primeras etapas de adopción”.
“La mayor restricción ciertamente no es la tecnología, es una perturbación política y económica para los gobiernos y las economías que dependen del sistema actual y que deben encontrar los fondos para retirar un gran stock de capital antes de tiempo y reconstruirlo en su lugar”, agregó Fox-Penner.
Este texto apareció originalmente en The Washington Post, puedes encontrar el original en inglés aquí.
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