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“Los periódicos tenemos que redoblar la llamada de atención sobre una realidad que reconocemos y sabemos que es alarmante, pero que cuesta interiorizar y asumir como el desafío inminente que es”, señaló Antonio Caño, director de EL PAÍS.
Fruto de ese convencimiento de que un periódico fracasa si no es capaz de transmitir a los ciudadanos la realidad de los problemas, el diario se ha asociado con la FAO (la agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura), para presentar la colección de libros El estado del planeta.
Se trata de una iniciativa de colaboración “sin precedentes” en el sistema de Naciones Unidas, como insistió el director de comunicación de la organización, Enrique Yeves.
Los 11 libros, elaborados con las estadísticas y el asesoramiento de los expertos de la agencia, tratan de acercar a los lectores problemas tan complejos (muchas veces marginados de la actualidad informativa) como el hambre (y las crecientes cifras de obesidad y otros tipos de malnutrición), el deterioro de océanos y bosques, las migraciones y la superpoblación, la pérdida de biodiversidad o, por supuesto, el cambio climático. Todo desde un enfoque que combina el rigor científico con un lenguaje y una presentación cercanas y muy visuales.
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“Nuestra relación con las agencias de Naciones Unidas quiere contribuir a iluminar el debate para hacer más transparente la situación”, dijo Juan Luis Cebrián, presidente de EL PAÍS.
En el evento de presentación de la colección celebrado en la sede de la agencia en Roma (Italia), Caño indicó, para millones de jóvenes en todo el mundo, estos temas se han convertido en prioritarios por encima de otros de la agenda política más tradicional vinculada al crecimiento económico.
“Son millones los que prestan más atención a las oportunidades de educación, a la pobreza, o al estado del planeta que a sus propias ambiciones particulares o a sus objetivos personales y económicos”, defendió el periodista. “Y por tanto, creo que existe una oportunidad de progresar a la velocidad necesaria”, agregó.
René Castro, subdirector general de la FAO y el encargado de coordinar la revisión técnica de los libros para asegurar su rigurosidad, ha recordado que las trabas para acercar estas cuestiones al gran público no son nuevas.
Como ex ministro de Medio Ambiente de Costa Rica, ha recordado que en 1997, cuando el panel internacional de expertos en cambio climático (IPCC) expuso a los políticos de América Latina sus conclusiones sobre el calentamiento global, estos apenas entendieron una palabra.
“Les dije: ‘si quieren que hagamos políticas públicas, tienen que explicarlo de otra manera'”, comentó.
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Ese es el objetivo de estos libros, que la FAO pretende traducir en el futuro a otros idiomas: divulgar los principales problemas que afronta la humanidad y así, en palabras de Castro, “reducir el tiempo” que va desde que se alcanza un consenso científico hasta que los medios comienzan a hacerse eco de ellos y trasladarlos a la sociedad.
También servirá para luchar contra la negación y, como señaló Cebrián, dejar claro que luchas como la climática no deberían tener color político porque atañen a todos por igual.
Cada uno de los volúmenes, se dedica a desbrozar el estado actual de las cosas y, sobre todo, a analizar qué se puede hacer. Tanto a nivel individual (desperdiciar menos comida y agua, tomar conciencia del impacto del transporte que usamos o la energía que consumimos…) como a nivel político. Una enciclopedia, en definitiva, para conocer qué podemos hacer para salvar el planeta.
Este texto apareció originalmente en el diario El País, puedes encontrar el original aquí.
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