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Seguramente alguna vez te has preguntado ¿por qué razón un mismo hecho que afecta a la naturaleza es interpretado tan diferentemente por diversas personas? Una de las posibles respuestas es el tipo de visión y ética ambiental de tu interlocutor.
Según Tyler Miller, en su libro Ciencia ambiental. Desarrollo sostenible. Un enfoque integral., existen tres diferentes visiones ambientales.
Esta visión “sostiene que no estamos separados de la naturaleza, que la naturaleza existe sobre todo para cubrir nuestras necesidades y exigencias crecientes y de que podemos utilizar ingenio y tecnología para manejar los sistemas de sustento de la vida de la Tierra principalmente para nuestro beneficio. Supone que el crecimiento económico es ilimitado.”
Podríamos ubicar en esta categoría a la mayoría de la población o al menos a la mayoría de las personas que conocemos. A la mayoría de empresarios, políticos, economistas y personas comunes y corrientes a los cuales nomás no les entra en la cabeza la idea de que los recursos son finitos y por lo mismo el crecimiento económico no puede ser ilimitado.
En este tipo de visión ambiental podríamos incluir también de plano a aquellos transhumanistas y a aquellos que creen que la tecnología puede resolver cualquier problema. A pesar de los obvios contraejemplos de tal situación.
En particular es de llamar la atención la idea de que estamos separados de la naturaleza. Dicha creencia nos ha llevado a enajenarnos y a destruir lo que nos sustenta y de lo cual dependemos como los servicios ecológicos, ambientales o del ecosistema.
La segunda visión ambiental es conocida como la Visión de Administrador y algunas personas dentro de las sociedades industriales de consumo actuales presentan esta visión que “sostiene que podemos manejar la Tierra para nuestro beneficio, pero que tenemos una responsabilidad ética de ser unos manejadores o administradores, cuidadosos y responsables de la Tierra. Dice que deberíamos de alentar formas ambientales beneficiosas decrecimiento económico y desalentar las formas dañinas.”
Esta visión me recuerda a lo expresado en la biblia en génesis en donde se explica que los hombres serían los administradores de todo lo vivo sobre la Tierra. Y algunos resaltan “administradores no dueños”. Desde la ecología profunda se ve la relación entre hombre y naturaleza no como un dominio absoluto sin control sino de cuidado y de administración diligente. Esta relación debe ser más bien de simbiosis y de colaboración.
Sin embargo, considero que ya es un inicio de responsabilidad y cualquier empresario que practique la responsabilidad social podría caber perfectamente en esta categoría.
Una serie de preguntas surgen al pensar en esta visión: ¿las personas que actúan como administradores son una masa crítica? ¿Su actuar ha sido suficiente para revertir la situación ambiental en la cual nos encontramos? ¿Tendríamos todos los habitantes del planeta que actuar así?
Y después lo primero que salta a mi mente es ¿quién nos puso y nos mantiene como administradores si hemos demostrado con creces ser pésimos y más bien nos conducimos como dueños irresponsables. Solamente somos una especie más entre el millón y medio de especies conocidas. Representamos sólo el 0.01 % de todo el planeta, pero hemos infringido daños ambientales gravísimos.
La tercera posibilidad es la Visión De Sabiduría Ambiental.
Y “sostiene que somos parte y que dependemos totalmente de la naturaleza y que la naturaleza existe para que todas las especies, no sólo para nosotros. También hace un llamado para alentar formas de crecimiento económico que sustenten a la Tierra y desalienten aquellas que la degradan. Según esta visión, nuestro éxito depende de aprender cómo la Tierra se sostiene a sí misma y de integrar este conocimiento ambiental en la manera en que pensamos y actuamos.”
Tyler lo dice sencillo, pero para nuestro momento de madurez planetaria luce un camino difícil de andar para las sociedades. No podemos llegar a los niveles de los grupos originarios para quienes la Tierra es su madre pues estamos a años luz de algo así. Se trata sencillamente de ubicarnos como parte de la naturaleza e interconectarnos con otras especies y estar conscientes que dependemos de estas relaciones.
La vía más simple me parece que es reanudar nuestra relación con las plantas. Estos maravillosos seres propician la vida en la Tierra. Simplemente la energía entra al planeta por la vía de la fotosíntesis. Y la energía es uno de los cuatro recursos esenciales para propiciar la vida (los otros tres son los nutrimentos, el agua líquida y la temperatura idónea). Las plantas, organismos autótrofos, proveen la energía y los nutrimentos a todos los demás seres vivientes a partir de la luz del sol y de nutrimentos inanimados. La vida comienza cada día a partir de estos seres maravillosos que nos dan casa, vestido y sustento. Todas las especies dependemos de ellas por lo tanto es necesario voltear hacia ellas desde múltiples perspectivas y promover un urgente cambio. A continuación, les comparto algunas de estas posibilidades.
Ahora ya puedes entender por qué pareciese que venimos de universos distintos cuando estamos discutiendo un problema ambiental. Y esto podría ayudarte a ponerte en los zapatos de tu interlocutor para tratar de entenderlo o persuadirlo al saber cómo piensa. O incluso es un inicio para tratar de conocer un poco más las distintas visiones ambientales e investigar cuáles son los valores que les caracteriza y desarrollar todo un tratado para entender al otro con el fin de dejar un mundo mejor de como lo encontramos.
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