Para 2050 parte de los Pirineos perderán el 50% de su hielo
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- Escrito por La Vanguardia - Foto por Europa Press
El Pirineo central (a 1,800 metros de altitud) perderá, de media, el 50% de su manto de nieve hacia el 2050 (es decir, en pocos más de 30 años). Por su parte, la acumulación de nieve por debajo de los 1,500 metros en esta cordillera podría llegar a reducirse en un 78% en el último cuarto de este siglo. Son algunas de las proyecciones que arroja el informe el “Cambio Climático en los Pirineos”, promovido por la Comunidad de Trabajo de los Pirineos.
Todo ello es la consecuencia del incremento de la temperatura media en los Pirineos, que ha aumentado en 1.2ºC en los últimos 50 años (entre 1959 y el 2010), un 30% más que la media mundial. Además, se espera que en toda esta zona las subidas de temperaturas alcancen entre los 2ºC y los 7.1ºC respecto al período de referencia (1961-1990), según las diversas proyecciones.
Más de la mitad de los glaciares pirenaicos han desaparecido en poco más de 30 años (datos de 1984 a 2016). “Quedan sólo 19 glaciares activos; el resto son neveros, sin dinámica glaciar”, dijo Juan Terrádez, coordinador del informe.
“Hemos pasado de 41 glaciares en 1983 a tan solo 19 en el último recuento en todo el Pirineo; y para el 2050, somos pesimistas, pues todo indica que desaparecerá el Glacier de Ossoue”, en la vertiente francesa (46 ha, en el 2007), añadió.
“La previsión de que se pierda, de media, la mitad del manto de nieve para el 2050 en la zona central del Pirineo es muy relevante, pues es donde se concentra la zona de esquí”, dijo Terrádez.
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Este experto destacó otro dato revelador: entre 1960 y 2010, el número de días al año con un grosor en la capa de nieve inferior a 30 centímetros ha aumentado notablemente en todas las estaciones de esquí y en todas las cotas.
El número de días con insuficiente nieve ha pasado del 5% al 70% en las estaciones de las cotas bajas, y del 4% al 20% en las estaciones de la cotas medias.
“Todo este fenómeno se debe en un 95% al sobrecalentamiento provocado por las emisiones antrópicas de CO2, según dijo el Grupo Intergubernamental de Expertos de la ONU; pero es difícil precisar en qué proporción exacta se atribuye a la variabilidad del clima y en qué parte son emisiones de gases invernadero causadas por el hombre”, explicó Terrádez.
Biorregión sensible
El informe, coordinado por el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático, sostiene que el Pirineo es una región especialmente sensible y vulnerable a los efectos del calentamiento.
El trabajo (en el que han participado un centenar de expertos de España, Francia y Andorra) pone al día el conocimiento científico sobre los impactos y la vulnerabilidad de los Pirineos en relación a este fenómeno.
“A través de este informe, pretendemos proporcionar un documento de referencia para la comunidad científica y para los responsables de decisiones técnicas y políticas, así como el sector empresarial y toda la sociedad”, destacó Idoia Arauzo, coordinadora del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático.
“El cambio climático es ya una evidencia indiscutible. Sucede en estos momentos y en estas latitudes. Tenemos un reto urgente: seguir investigando el cambio climático y adaptarnos a sus consecuencias”, indicó Juan Terrádez.
Principales aspectos
1) Aumentos de temperaturas:
La temperatura media en el Pirineo entre 1959 y 2010 ha aumentado en 1.2º C. A partir de los años 80, la tendencia ascendente es constante. El aumento de temperaturas en los últimos 50 años ha sido general en toda la cordillera, con pocas diferencias entre las vertientes norte y sur.
Para finales del siglo, las temperaturas podrían subir entre 2°C y 7.1º C, según las diferentes proyecciones regionalizadas, que dependen de los escenarios utilizados por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
2) Glaciares menguantes:
En los últimos 32 años (1984-2016), han desaparecido la mitad de los glaciares de los Pirineos registrados en 1984. Además, los que quedan han visto menguada su masa y superficie considerablemente y se encuentran en un estado acelerado de retroceso.
El espesor medio de la nieve podría reducirse hasta un 50% en el año 2050 en el Pirineo central a 1,800 metros, según las proyecciones.
3) Menos precipitaciones:
El indicador climático para la precipitación muestra una tendencia a la disminución de las precipitaciones del orden del 2.5% por década.
4) Impacto en aves y anfibios:
Las aves migratorias han adelantado su fecha de llegada una media de 10 días desde 1959. Algunas especies, como la perdiz nival, ven alterado su estado fisiológico y su abundancia a causa del calentamiento.
Se ha detectado un descenso considerable en las poblaciones de tritón pirenaico, coincidiendo con los años de mayor ocurrencia de sucesos climáticos extremos. En general, los anfibios son los más vulnerables al cambio climático.
5) Especies:
Muchas especies responden al cambio climático desplazándose hacia las zonas más altas en busca de condiciones climáticas más adecuadas a su desarrollo. En los últimos años las especies europeas se han desplazado una media de 11 metros por década hacia altitudes superiores a causa del calentamiento global.
6) Plagas:
El cambio climático podría incrementar el riesgo de invasiones y de establecimiento de especies exóticas en los Pirineos. Se prevé la llegada de nuevas plagas de especies exóticas.
La procesionaria del pino ya está proliferando más y está llegando hasta mayor altura a causa del cambio climático.
Sequías, olas de calor, junto con la exposición a las plagas pueden perjudicar la salud de los bosques.
7) Bosque:
En los últimos 50 años en la vertiente sur de los Pirineos se ha observado un desplazamiento en altura del límite del bosque de 35 metros, es decir, algo más de medio metro por año.
En las zonas de los Pirineos donde la disponibilidad de agua sea suficiente, la productividad de los bosques podría aumentar como consecuencia del cambio climático.
Sin embargo, es probable que el mayor número de olas de calor y sequías previstas para las próximas décadas limite la disponibilidad de agua en el suelo, lo que reduciría su productividad y perjudicaría su estado de salud.
8) Impacto turístico:
En las últimas décadas, se detecta una disminución del número de días esquiables (días con una acumulación de nieve de 30 cm, suficiente para poder esquiar con normalidad en la estaciones de esquí). La línea de acumulación de la nieve también ha subido progresivamente.
“La producción de nieve artificial a gran escala como medida de adaptación, además de poner en riesgo la rentabilidad económica de las estaciones de esquí, conlleva externalidades ambientales que también han de considerarse, especialmente bajo un escenario futuro de mayor escasez de recursos hídricos”, se indicó.
9) Nieve insuficiente:
Entre 1960 y 2010, el número de días al año con un grosor de la capa de nieve inferior a 30 centímetros ha aumentado notablemente en todas las estaciones de esquí y en todas las cotas: ha pasado del 5% al 70% en las estaciones de las cotas bajas y del 4% a 20% en las estaciones de la cotas medias.
10) Retraso de temporada:
También se ha retrasado progresivamente la fecha de inicio de la temporada de esquí (atendiendo a la disponibilidad de nieve natural), con retrasos de entre 5 y 55 días en las estaciones a baja cota y entre 5 y 30 días en las estaciones a cotas medias.
11) Turismo de verano:
El calentamiento progresivo y, en particular, las temperaturas más suaves en otoño y primavera, podrían derivar en una prolongación de la estación del turismo de montaña en el Pirineo.
12) Menos agua:
En la cuenca del río Ebro por ejemplo se han detectado descensos significativos del caudal anual en más del 50% de las estaciones de aforo estudiadas entre 1950 y 2010.
La acumulación de nieve por debajo de los 1,500 metros podría llegar a reducirse en un 78% en el último cuarto te este siglo. El descenso de acumulación invernal de nieve (por las altas temperaturas y las menores precipitaciones de nieve) provoca un aumento de caudales en invierno. En cambio, la mayor frecuencia e intensidad de las sequías está provocando la disminución de los caudales de los ríos en verano y otoño.
13) Desprendimientos:
La mayor variabilidad podría provocar un incremento de los riesgos naturales como deslizamientos de terreno, desprendimientos de rocas, aludes e inundaciones.
Es probable que el calentamiento global altere la dinámica de las zonas heladas y glaciares de los Pirineos e incida sobre su estabilidad.
Esto podría aumentar el riesgo de que ocurran más episodios potencialmente peligrosos como caídas de roca o desprendimientos de materiales, especialmente en zonas con pendientes pronunciadas. En la cara noroeste del monte el Vignemale por ejemplo, se ha detectado un aumento de los desprendimientos en los últimos años asociados a un deterioro del permafrost (tierras permanentemente heladas) debido seguramente a procesos de degradación causados por las altas temperaturas.
14) Despoblación:
El cambio climático es un factor de estrés añadido que agrava las problemáticas ya conocidas en el territorio pirenaico como la despoblación , el cambio de usos del suelo o la falta de relevo generacional en el sector primario, entre otras consecuencias.
La Comunidad de Trabajo de los Pirineos entiende, no obstante, que la lucha contra el cambio climático y la adaptación a sus efectos constituye una oportunidad de abordar los desafíos que tienen ante sí la región de los Pirineos, como son la pérdida de biodiversidad o los cambios en los paisajes y ecosistemas.
“Es fundamental transmitir la urgencia de las medidas a tomar para limitar los efectos negativos y aprovechar las posibles oportunidades emergentes. Si somos capaces de anticipar y gestionar los cambios que se producen, podremos encontrar fórmulas para hacer compatible la actividad humana y salvaguardar la naturaleza en los Pirineos”, dijo Arauzo.
Desafíos
Los 100 científicos coinciden en que estos son los 10 desafíos más importantes a los que se enfrentan los Pirineos en materia de cambio climático:
- Preparar a la población ante los extremos climáticos.
- Reforzar la seguridad ante los riesgos naturales.
- Acompañar a los actores del territorio ante las sequías.
- Asegurar la calidad de las aguas superficiales y de las aguas subterráneas.
- Mantener el atractivo turístico de los Pirineos.
- Enfrentarse a los cambios en la productividad y la calidad de los cultivos y sacar provecho de las nuevas oportunidades.
- Anticipar los cambios irreversibles en el paisaje.
- Tener presente la posible pérdida de biodiversidad y los cambios en los ecosistemas.
- Adaptarse a los desequilibrios entre oferta y demanda de energía.
- Enfrentarse a la propagación de enfermedades, de parásitos y de especies invasoras.
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El informe se presentó durante la Jornada de Riesgos Naturales y Cambio Climático que organiza el Consejo Plenario de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos en Zaragoza.
Una treintena de expertos en cambio climático y riesgos naturales presentan diversos capítulos del informe y debatirán sobre cómo anticiparse a los riesgos naturales con los medios actuales , así como qué impacto tiene el cambio climático en los desastres naturales.
El Observatorio Pirenaico de Cambio Climático quiere ser la plataforma de referencia sobre conocimiento en adaptación al cambio climático en ecosistemas de montaña. Esta es una iniciativa transfronteriza de cooperación territorial de la Comunidad de Trabajo de Pirineos, lanzada en 2010 bajo la presidencia de Midi-Pyrénées.
Sus miembros son el Principado de Andorra y los Gobiernos de Nouvelle-Aquitaine, Aragón, Catalunya, Euskadi, Navarra y Occitanie. El proyecto ha sido co-financiado al 65% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
Este texto apareció originalmente en La Vanguardia, puedes encontrar el original aquí.