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La decisión de la Unión Europea (UE), alcanzada en la cuarta sesión de negociación entre las instituciones competentes, resulta casi “salomónica” en lo que a la reducción de emisiones de CO2 para los autos se refiere, entre el 40% que pedía el Parlamento Europeo y el 35% que concedía el Consejo, ambas superiores a la propuesta del 30% de la Comisión Europea (CE).
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El baremo (tarifas) fijado es algo menos exigente para las furgonetas, donde la Eurocámara pedía un esfuerzo del 40% y el Consejo (los países) del 30%, que al final quedó en un 31%, con un límite intermedio para ambas categorías de vehículos del 15% en 2025.
El pacto, que deben aprobar el Parlamento y el Consejo para que se convierta en normativa comunitaria, busca impulsar el parque de vehículos eléctricos e híbridos y contribuir a sentar las bases para una descarbonización de la economía europea a mitad de siglo.
Es también el resultado de una pugna entre un bloque de países reacios a demandar demasiados esfuerzos a la industria del motor, con Alemania a la cabeza, cuyo sector del automóvil registró un volumen de negocios de 423,000 millones de euros en 2017, frente a otros con mayor ambición climática como Holanda, Francia o Suecia.
El acuerdo, que persigue que la Unión Europea cumpla con los compromisos adquiridos a través del Acuerdo de París, se produce días después de la clausura de la cumbre del clima COP24 en Katowice (Polonia), donde se sentaron las bases para que el pacto internacional contra el cambio climático esté plenamente operativo en 2020.
Desde el campo ecologista, se aplaude el esfuerzo, pero se ve innecesario para transformar la economía, según el análisis de la organización medioambientalista Transport & Environment (T&E), que reclamaba el fin de los motores de combustión en 2030.
Sin embargo, la industria del motor, que representa en torno al 12% de las emisiones contaminantes generadas en la UE, expresó sus “serias preocupaciones” sobre un límite del 37.5% que requiere un esfuerzo “totalmente impracticable basado en donde estamos hoy”.
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La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) denunció que el consenso alcanzado responde a objetivos “puramente políticos” que no han tenido en cuenta “las realidades tecnológicas y socioeconómicas”.
Este texto fue escrito con información de EFE y Reuters por DW, puedes encontrar el original aquí.
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