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El cambio climático podría “detener y revertir” el progreso realizado en la salud humana durante el último siglo.
Un nuevo análisis, del New England Journal of Medicine (NEJM), sugiere que el aumento de las temperaturas globales podría ocasionar muchas más muertes que las 250,000 al año que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticó hace solo cinco años.
En 2014, la OMS dijo que el cambio climático traerá consigo malaria, diarrea, estrés por calor y desnutrición, matando a muchas más personas anualmente en todo el mundo desde 2030 hasta 2050.
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Al revisar la investigación sobre el tema, el coautor del estudio, Sir Andrew Haines, cree que nuestra salud es mucho más vulnerable al cambio climático y que 250,000 muertes es una “estimación conservadora”.
“Creemos que el impacto es más difícil de cuantificar porque también hay un desplazamiento de la población y una serie de factores adicionales, como la producción de alimentos, el rendimiento de los cultivos, y el aumento del calor que limitará la productividad laboral de los agricultores de las regiones tropicales que no se tuvo en cuenta entre otros factores”, dijo Haines, un epidemiólogo británico y ex director de la London School of Hygiene & Tropical Medicine.
Según el informe, debido a la escasez de alimentos relacionada con el cambio climático, el mundo podría ver un aumento neto de 529,000 muertes de adultos para el 2050. El cambio climático podría forzar a 100 millones de personas a la pobreza extrema para 2030, la peor partes es que la pobreza hace que las personas sean más vulnerables a los problemas de salud.
Haines agregó que el cambio climático, “si bien es la amenaza ambiental más importante que enfrenta la humanidad”, no es el único problema ambiental que amenaza nuestra salud.
El agotamiento de los recursos de agua dulce, la pérdida de biodiversidad sin precedentes, la acidificación de los océanos, la sobrepesca, la contaminación, la deforestación y la propagación de especies invasoras, que están relacionadas con el cambio climático, pero son problemas ambientales por sí solos, todo ello agrava estas amenazas para la salud pública, dijo.
“Es una tarea urgente comprender cómo salvaguardar la salud frente a estas tendencias dramáticas, todas ellas causadas por actividades humanas relacionadas con patrones de actividad económica”, añadió Haines.
Un editorial que acompaña al informe insta a los profesionales médicos a que tomen este informe con seriedad. Su coautora, la Dra. Caren Solomon, sugiere que los médicos tienen una “responsabilidad especial para salvaguardar la salud y aliviar el sufrimiento”, y esa misión debe incluir trabajar rápidamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Esperamos que este trabajo haga que más personas sepan y, con suerte, se involucren más”, dijo Solomon, una doctora de atención primaria que se desempeña como editora adjunta del NEJM, y profesora asociada de medicina en el Brigham and Women’s Hospital afiliado a la Escuela Médica de Harvard.
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Su editorial señala que el sector de atención médica representa casi una décima parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos y se ubicaría en el séptimo lugar en cuanto a la cantidad de dichas emisiones a nivel internacional, si se tratara de su propio país.
Los trabajadores de la salud, dijo, deberían alentar a sus organizaciones a reducir su huella de carbono.
Ella apunta a grupos como el Boston Medical Center, que genera su propia electricidad energéticamente eficiente y tiene programas amigables con el clima como su granja en la azotea con sede en un hospital.
O el sistema de salud Gundersen en Wisconsin, que en 2014 se convirtió en el primer sistema de atención médica en el país en producir más energía de la que consume, utilizando energía eólica, solar y metano de un relleno sanitario local.
Solomon dijo que los médicos también pueden presionar a los políticos para crear una mejor política pública orientada al cambio climático y presionar a los grupos para que utilicen la desinversión financiera como herramienta. En 2018, la Asociación Médica Americana y el Colegio Real de Médicos Generales aprobaron resoluciones que pedían la desinversión en compañías de combustibles fósiles.
“Hay beneficios sustanciales y beneficios colaterales de trabajar para reducir estos gases de efecto invernadero”, dijo Solomon.
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Montar en bicicleta para ir al trabajo o caminar, en lugar de conducir, por ejemplo, reduce la contaminación relacionada con el cambio climático y el ejercicio es mejor para su salud. Un aire más limpio también mejora la salud de las personas.
“Todos sabemos que la prevención en medicina es enormemente más efectiva y eficiente, en lugar de esperar a que nos dé una enfermedad. Vemos el cambio climático de la misma manera y sabemos que si tomamos medidas de inmediato, podemos evitar los efectos catastróficos para la salud que se proyectan”, agregó Solomon.
“Sin duda, las generaciones futuras analizarán las oportunidades perdidas para avanzar hacia una economía saludable y sostenible y cuestionarán por qué no se tomaron medidas decisivas antes”, dijo Haines.
“Es imperativo aumentar la escala de ambición y enfatizar los beneficios potenciales para la salud de hacerlo ahora y para las generaciones futuras podría ayudar a motivar el progreso”, concluyó.
Este texto apareció originalmente en CNN, puedes encontrar el original aquí.
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