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Según investigadores, las adolescentes que crecen en áreas afectadas por la sequía severa y otras crisis climáticas en Lesoto tienen más probabilidades de abandonar la escuela, comenzar a tener relaciones sexuales antes y contraer el VIH.
En un estudio que analiza el vínculo entre el cambio climático y la infección por VIH desde que los medicamentos antirretrovirales se pusieron a disposición en África subsahariana, los investigadores descubrieron que una grave sequía amenaza con provocar nuevas infecciones por VIH.
En las áreas urbanas de Lesoto investigadas, las sequías se relacionaron con un aumento de casi cinco veces el número de niñas que se venden por sexo y un aumento de tres veces en las personas obligadas a tener relaciones sexuales.
Dichos hallazgos significan que las perturbaciones climáticas, que pueden traer desplazamiento, pérdida de ingresos y otros problemas, amenazan con socavar el progreso logrado en el tratamiento del VIH, dijo Andrea Low, profesora asistente de epidemiología de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
“Creo que la verdadera preocupación es que hemos ganado mucho en términos de control de la epidemia (…) pero siempre existe la posibilidad de perder todos esos beneficios si muchas personas son desplazadas debido a los extremos del clima y a la migración forzada”, dijo.
Las personas obligadas a migrar como resultado de la sequía ya no pueden tener fácil acceso al apoyo de familiares y amigos o al tratamiento del VIH, dijo Low, la autora principal del estudio, a la Fundación Thomson Reuters. Las personas que pierden la estabilidad de sus comunidades tienen más probabilidades de tener relaciones sexuales de alto riesgo, adquirir el VIH o interrumpir el tratamiento para el VIH, según el estudio.
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La pobreza generalizada y la exposición al empeoramiento de las sequías, las inundaciones y otros riesgos climáticos hacen de África uno de los continentes más vulnerables a los impactos del cambio climático, dijeron los funcionarios de desastres de la ONU.
El sur de África experimentó dos años de sequía regional inducida por El Niño, una de las peores en décadas (2014-2015). En 2016, esto resultó en una escasez de alimentos y precios más altos que afectaron a casi 40 millones de personas en la región, según el Programa Mundial de Alimentos.
Más de la mitad de la población en Lesoto vive con menos de $1.90 por día según el Banco Mundial, y el 55% cultiva sus propios alimentos, lo que los hace particularmente vulnerables a la sequía. El país de 2.2 millones también tiene la segunda tasa más alta de prevalencia del VIH en el mundo, detrás de Esuatini, según la agencia de VIH/SIDA de la ONU.
Low y sus colegas dijeron que las formas de reducir el riesgo de VIH asociado con las crisis climáticas incluyen proporcionar un acceso más fácil a la atención médica, distribuir kits de autoevaluación del VIH y ofrecer transferencias de efectivo para pagar las tasas escolares de las familias afectadas por la sequía y obligadas a emigrar.
“Realmente debemos pensar en la población a largo plazo”, dijo Low, señalando que era vital mantener a los niños(as) en las aulas.
“Si eso se reduce cada vez que hay algún tipo de clima extremo y tienen que sacar a sus hijos de la escuela, eso tendrá efectos realmente perjudiciales, no solo en el VIH sino en todos los aspectos de la sociedad”, dijo.
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En Esuatini enfrentan algunas de las mismas amenazas, dijeron los expertos. Khulekani Magongo, director ejecutivo de la organización benéfica Young heroes, que trabaja con jóvenes vulnerables afectados por el VIH y otros problemas, dijo que las jóvenes están particularmente afectadas.
“En la mayoría de los casos, las niñas de las áreas rurales se mudan a las ciudades más grandes para buscar trabajo, y cuando no encuentran ese trabajo, tienden a optar por el trabajo sexual”, dijo.
Con más personas en movimiento como resultado de las presiones climáticas, “debería haber algún tipo de coordinación en la región, para que las personas sepan que tienen acceso seguro a la prevención y la atención, sin importar dónde se encuentren”, dijo Low.
Este texto apareció originalmente en Thomson Reuters Foundation, puedes encontrar el original aquí.
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