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El presidente de Colombia, Iván Duque, afirmó el martes pasado que el objetivo de reforestación del país está por alcanzar los 180 millones de árboles sembrados en 2022. Así lo expresó en su intervención en la Cuarta Reunión Anual Global de la Tropical Forest Alliance (TFA), celebrada en Bogotá.
Colombia ha perdido en los últimos diez años cerca de 200,000 hectáreas anuales de sus bosques y selva tropical húmeda, siendo una de las regiones más afectadas del Amazonas, donde se concentra el 75% de la deforestación del país. Al respecto, Duque tachó el hecho de “ecocidio salvaje que merece el repudio y el rechazo de la comunidad internacional”.
“Queremos acompañar esa condena con conciencia colectiva sobre por qué tenemos que proteger esa fuente de riqueza natural que son nuestros bosques tropicales”, agregó.
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En esa línea Duque recordó la puesta en marcha de la operación “Artemisa”, que busca detener el avance de la deforestación en el país mediante una ofensiva contra los criminales. Duque atribuyó los “estragos contra bosques y naturaleza” a las actividades derivadas de “prácticas como siembra de cultivos ilícitos o minería ilegal que derrama mercurio contaminando fuentes de agua y deteriorando la calidad de vida de los ciudadanos”.
Además, Duque se mostró partidario de construir “un parque automotor más limpio” y de conseguir que todo el transporte público del país se mueva con energías renovables.
“Recibimos un entorno de energías renovables no convencionales donde el total de capacidad instalada era de 50 megas y dijimos que queríamos dar el salto a 1,500 megas. Creían que esa meta era lejana”, dijo el presidente.
A lo que añadió que con la subasta de energías renovables el Estado garantizará la inversión para proyectos “que se adelantarán” para alcanzar los 1,398 megas de esa energía.
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La TFA, que forma parte del Foro Económico Mundial, pidió pasar de las acciones individuales a las colectivas para acabar con la deforestación. Duque también lamentó que en Colombia no haya un mecanismo especial para la protección de los páramos, a pesar de contener el 50% de esos ecosistemas en el mundo.
“No puede ser que no tengamos un mecanismo para compensar la pérdida de la riqueza de biodiversidad”, apuntó el presidente, que añadió que la defensa del medio ambiente no entiende “de ideologías”.
Colombia está considerado como el segundo país del mundo con mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado luego de Brasil. Por eso, apuntó que “la Constitución colombiana es rica en reconocer derechos ambientales y sociales, pero no se puede dejar de lado que hay muchas comunidades que van a tener que hacer transformaciones en aras de proteger patrimonio”, puntualizó.
La TFA, fundada en 2012 y cuya sede se estableció en Ginebra (Suiza), tiene presencia en 33 países y busca contribuir al desarrollo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por la ONU.
Este texto apareció originalmente en EfeVerde, puedes encontrar el original aquí.
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